El orden y el trabajo colectivo dieron al Cádiz un valioso triunfo en Tarragona ante un rival en descomposición y que vive asolado por un permanente estado de ansiedad. Los nervios del Nástic y la expulsión de Abel Buades, que se borró del partido en la segunda mitad, facilitaron el trabajo a los de Antonio Calderón.
Defensa
La línea más entonada. Perfecta durante prácticamente todo el partido, tanto cuando Paz formó pareja con César como cuando De Quintana sustituyó al portuense. Raúl López es un valladar infranqueable y Cristian no sólo aporta atrás sino que entrega balones arriba con peligro, como uno que dejó solo a Dani ante el marco contrario.
Lo mejor fue que la concentración, la presión y el trabajo defensivo no se limitó a la zaga. Bezares y Fleurquin completaron un partido muy serio y se vieron apoyados por gente de arriba como Dani, Enrique o Parri. A Nano también se le vio alguna vez por posiciones defensivas, aunque ayer volvió a aparecer su peor imagen.
Ataque
El primer partido después de la era Lobos no fue muy alentador en cuanto a la creación. Faltó la magia del argentino, algo a lo que habrá que acostumbrarse, pero, por contra, la circulación del balón fue más fluida. Parri ofreció detalles, como ante el Celta, del buen futbolista que siempre ha sido. Arriba Dani sigue siendo un incordio y, aunque falló algunos balones interesantes, siempre apareció creando peligro. Su disparo en semifallo le puso el gol en bandeja a Gastón Casas, que ha recuperado su olfato realizador.
Virtudes
La seriedad y concentración, la presión en el centro del campo y la capacidad de sufrimiento.
DEFECTOS
Arriba sigue faltando más veneno y un poco más atrás alguien que mande en el juego.
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