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Paso atrás ante el colista (0-0)

  • Cruz El Cádiz decepciona y no pasa del empate pese a jugar casi toda la segunda parte en superioridad numérica Sensaciones Los amarillos no recuerdan lo más mínimo al equipo que se impuso al Lucena

El Cádiz estaba obligado a lucir sus galones de líder destacado en su visita al colista. Pero más que brilllar, el equipo de Jose González decepcionó. Los amarillos, ayer de naranja, fueron incapaces de doblegar a un combatiente Écija y en nada recordaron a ese equipo que pasó por encima del Lucena el fin de semana pasado con buen juego y muchos goles. Ni con un jugador más fue capaz el gallito del grupo de imponerse al último clasificado. Y es que la escuadra astigitana fue un perro hambriento hasta quedarse con diez jugadores, pero desde entonces no tuvo más remedio que correr detrás de los gaditanos con un bozal en la boca. Lo mejor para el Cádiz y su técnico es que se ha sumado una nueva jornada sin pronunciar la palabra derrota. Y ya van catorce, igualando así el récord que ostentaba Javi Gracia desde la temporada del último ascenso.

Jose González apostó por el grueso del equipo que le bajó los humos al Lucena el pasado fin de semana, con la única novedad en el once titular, una novedad por otra parte esperada debido a la lesión de Jeison Murillo, de Goikoetxea en en centro de la zaga.

Tanto Écija como Cádiz no escatimaron en ganas e intensidad desde el inicio. Y el resultado fue un juego vibrante en el centro del campo y en ambas áreas. El primero en crear peligro, desde un saque de esquina, fue el equipo local, pero el remate final de Fran al fondo de la red sería anulado por fuera de juego. Sin descanso, Góngora obligó a intervenir con éxito a Ramón en el lanzamiento de una falta. Acto seguido, De Coz mandaba el balón alto por poco tras un empalme a bote pronto. No había tiempo ni para comer pipas. Y el árbitro permitía que se jugara con un futbolista del Cádiz tendido sobre el césped. La jugada de los locales con caras de malos, muy rápida, era abortada por Góngora de forma providencial.

El Écija seguía hilando fino y Antoñito, llegando desde su campo, habilitaba a la derecha para que el centro de Requena no pudiera ser aprovechado por Juan Pablo. El Cádiz no se quedaba cruzado de brazos y Yuste conectaba con Cases en el área para que el oriolano mandara el esférico por encima de la portería de Ramón. Los amarillos, ayer de naranja, se veían obligados, como avisó Jose González, a darlo absolutamente todo ante un conjunto que pegaba bocados sin el balón en los pies. No le quedaba otra. De hecho, Juan Pablo provocaba una pifia de Aulestia, que ya es noticia, pero desaprovechaba una ocasión para enmarcar.

Este Cádiz no es de callarse y volvía a responder, esta vez con una jugada de estrategia de saque de esquina que Baquero no pudo culminar tras un buen remate de Óscar Pérez desde el punto de penalti. Si el onubense hubiese cambiado la dirección del balón, se habría inaugurado el marcador.

La tensión en el campo era más que palpable. Y podía ocurrir cualquier cosa. Lo siguiente que ocurrió fue que de nuevo un fuera de juego salvó los muebles de la escuadra de Jose González cuando Aulestia había cometido penalti sobre Carlos Valverde.

La posesión era del Écija, al igual que las ocasiones más claras de gol. Y el Cádiz soñaba con el tiempo de descanso cuando Aulestia tenía que abortar un lanzamiento de Valverde. Los amarillos habían perdido la contundencia en la respuesta y solamente incordiaban con una internada de Ikechi por la izquierda que acababa en nada. Al tramo final de la primera parten se llegaba con el equipo de Jose jugando a verlas venir, con un punto de impotencia. Solo Héctor Yuste, en el centro del campo, trabajaba con criterio. El resto del equipo, se ahogaba en su propia espesura.

Los astigitanos también demostraban de vez en cuando por qué son colistas del grupo IV de Segunda División B. Y Juanjo levantaba el ánimo de sus compañeros con un tiro que inquietó a Ramón y que salió desviado por poco. Cases pedía penalti, pero el árbitro no se lo concedía.

La intensidad no se quedó en los vestuarios y en la segunda parte no se tardó en ver a un jugador vestido de naranja caído en el suelo. El Écija echó el balón fuera y el Cádiz, que no lo devolvió, a punto estuvo de marcar gracias a una acción de Ikechi. La clase, la de los gaditanos, sí que se había quedado en los vestuarios.

Acto seguido, Antoñito fue expulsado tras ver la segunda amarilla. Y el panorama se aclaraba un poco para los cadistas. Ikechi de nuevo tenía el gol en sus botas y Ramón abortaba el peligro mandando el balón a saque de esquina.

El Cádiz se entonaba con un jugador más y entre Cases y Juanjo a punto estaban de lograr el primer tanto. El primero no llegó a un centro y el segundo imitaba a Cristiano con el tacón, sin éxito, en el rechace. Solo el empate hacía recordar a la primera parte y se cruzaba la media sin ocasiones claras de gol. Ahora era el Cádiz el que estaba obligado a arriesgar y Jose sacaba del campo a Óscar Pérez para dar entrada en el mismo a Dioni, que veía la amarilla nada más pisar el césped.

Yuste, incombustible, también ponía su grano de arena en defensa. Y Juanjo, con Ikechi tirado en el área local desde hacía minutos y estorbándole, perdonaba por enésima vez. El escocés se marchaba lesionado y Toti tomaba su relevo. Jose hacía un doble cambio y Akinsola sustituía a un desacertado Juanjo, pero las nuevas incorporaciones tampoco daban con la tecla para llevarse el gato al agua contra un colista con diez que renacía con las botas puestas.

Árbitro: Jiménez González (canario). Muy protestado en las acciones más polémicas del encuentro.

Tarjetas: Amarillas Góngora (31'), Dioni (71') y Goikoetxea (75'), por parte del Cádiz. Menéndez (90') y Miguel Rivera (entrenador), por parte del Écija Balompié. Rojas Antoñito, por parte del Écija, como consecuencia de dos cartulinas amarillas (13' y 52').

Incidencias: Partido de la 27ª jornada en el grupo IV de Segunda División B disputado en el Municipal San Pablo de Écija ante unos 800 espectadores en las gradas, medio centenar de ellos llegados desde la Tacita de Plata.

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