El circuito de Neuquen, en la Patagonia argentina, acoge este fin de semana la apertura del Campeonato del Mundo de motocross, un certamen en el que José Antonio Butrón se presenta un año más con toda la ilusión aunque con la certeza de que cada vez le resulta más difícil pelear con los mejores.

El piloto chiclanero, que la pasada temporada cerró la competición con mal sabor de boca por culpa de una lesión que le impidió participar en las últimas carreras, volverá a disputar el Mundial en la máxima categoría, MX-GP, y de nuevo lo hará con el objetivo de alcanzar plaza final en el top 10 con el firme propósito de ganarse la confianza de algún equipo que le proporcione una de las motos oficiales, que en esta ocasión son 18.

Integrante de la estructura del equipo Marchetti, La Joya del Sur ha arrancado la temporada con buenas sensaciones, de hecho marcha segundo en un Nacional con más nivel que otras veces por la presencia de pilotos extranjeros. No obstante, el comienzo del Campeonato del Mundo se antoja como la verdadera piedra de toque para saber cómo se encuentra, cuáles son sus posibilidades reales para mantener viva la llama de aspirar a lo máximo entre los mejores, un reto que, visto lo visto, cada día parece más complicado.

Villa La Angostura albergará un espectáculo a la altura de una región pintoresca, con hermosos lagos, paisaje de montaña y suelo volcánico como pista de unos pilotos que, en el caso de la MX-GP y MX-2, combatirán por primera vez los unos contra los otros.

El alemán Max Nagl se coronó vencedor en la primera comparecencia en este escenario, en 2015, pero los dos últimos ejercicios han sido monopolizados por el esloveno Tim Gajser, lo que les convierte en grandes favoritos junto a otros como el italiano Antonio Cairoli o el joven estadounidense Jeffrey Herlings, todo ello sin descartar de ningún modo al francés Romain Febvre, el Campeón del mundo de MXGP de 2015, ni a Jeremy Van Horebeek, sorprendente segundo clasificado en la visita a Argentina el pasado año.