Gastronomía José Carlos Capel: “Lo que nos une a los españoles es la tortilla de patatas y El Corte Inglés”

Córdoba | cádiz · la crónica

Mal menor que sabe a poco

  • Contra corriente El Cádiz se repone de un primer tiempo marcado por la llegada de un gol tempranero, por otro en fuera de juego y por las lesiones de Rivas y Cristian Reacción El equipo amarillo es capaz de empatar y se hace merecedor de un mejor resultado por su superioridad

Empatar en Córdoba, en plan genérico, no se puede considerar un mal resultado por el nivel del equipo blanquiverde. Sin embargo, incluso después de empezar perdiendo 2-0, al Cádiz le sabe a muy poco el punto obtenido en la tarde de ayer. Y es que los de Antonio Calderón ofrecieron la imagen de un equipo con lagunas, pero ambicioso y con recursos para haberse llevado algo más. Hubo fallos propios y un error de bulto del colegiado y de uno de sus asistentes, pero también hay que hablar de virtudes tanto de actitud como de juego.

En el primer tiempo pasó de todo y lo condicionó todo. El equipo cadista terminó sucumbiendo por su debilidad defensiva, por mala suerte con las lesiones y por un error arbitral. La cosa comenzó a complicarse por el magistral lanzamiento de Cristian Álvarez de una falta provocada por una torpeza de su tocayo del Cádiz. El Córdoba se ponía por delante a los cinco minutos y el partido cambiaba por completo. El equipo de Calderón reaccionaba con demasiado fútbol directo a renglón seguido, arriesgando al adelantar líneas.

El conjunto cadista no llegaba con peligro real y dejaba huecos que podían ser aprovechados por su rival. Pineda estuvo cerca de hacer el segundo tras recibir un pase desde el centro del campo y ganando la espalda a la defensa cadista, pero Contreras mandó el balón a córner. El juego no convencía y, para colmo, caían lesionados Diego Rivas y Cristian antes de que se llegara al descanso. Calderón apostaba por el ataque introduciendo a Parri en el doble pivote y había que esperar una reacción tras tantos contratiempos. Al filo de la media hora el equipo estaba descompuesto por unas cosas y por otras.

El Córdoba sabía lo que se hacía y frenaba con numerosas faltas cualquier intentona amarilla. Se limitaba a cumplir con un partido inteligente, pero tuvo la suerte de hacer un segundo gol en una acción en la que Pineda estaba en fuera de juego tras un centro por la derecha de Asen. Debió ser invalidado, pero es inadmisible que el delantero ganara la acción a De la Cuesta y a Gonzalo Vicente. El panorama no podía ser más negro, pero aparecieron Bezares, Kosowski y Natalio para arreglar en parte la cosa. El polaco metió un buen pase al valenciano y éste, tras driblar a Julio Iglesias, marcaba con la izquierda casi sin ángulo de tiro cruzado.

Quedaba toda la segunda parte y había que ver con qué actitud partían los amarillos la reanudación. La respuesta se conoció muy pronto y llenó de orgullo al millar de aficionados gaditanos desplazados hasta Córdoba. Lejos de parecerse al equipo timorato de otras jornadas, en este caso el Cádiz lo dio todo, llegó con mucha gente al área del rival e incluso superó la enésima adversidad de la tarde, que en este caso aparecía en forma de lluvia, con el consiguiente perjuicio por ser el que llevaba el mando y el que sufría más por la rapidez del terreno de juego.

La segunda parte fue un monólogo del conjunto cadista, que sólo sufrió por algunos contragolpes de los locales. Parri dio el primer aviso con un lanzamiento de falta en el minuto 48 que obligó a lucirse a Julio Iglesias, rebautizado en Córdoba después de su etapa llamándose Rouget. El equipo de Paco Jémez, por momentos, jugaba con la ventaja de ver como su rival exponía al máximo y tocaba con criterio de banda a banda. Eran fuegos de artificio porque, realmente, no buscaba con fe la portería de Contreras.

Mientras, Iglesias tenía que emplearse a fondo a disparos de Gonzalo Vicente y Gustavo López. La pena es que las prisas llevaban a los amarillos a apostar por un juego demasiado directo, lo que ponía a veces fácil el trabajo a la experimentada defensa cordobesista.

Por fortuna, llegó el tanto de De la Cuesta cuando aún quedaba un cuarto de hora para el final. Era el justo premio para los merecimientos cadistas. De ahí hasa el final se produjo un acoso al que sólo falto un punto de acierto para que el triunfo cayera del lado visitante. El empate no deja contento, pero la imagen y los resultados de los rivales directos invitan al optimismo.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios