Fútbol l Segunda División A

Igualada insuficiente para el Xerez en Ipurúa

  • El Éibar actúa el último cuarto de hora con un jugador de campo en la portería

El Xerez desaprovechó una inmejorable oportunidad para sumar los tres primeros puntos de la etapa Esteban Vigo fuera de casa y para continuar fuera de los puestos de descenso una jornada más. Al final, ni una cosa ni otra. El Deportivo se tuvo que conformar con un empate a cero en partido trabado, intenso por el estado del terreno de juego, por la lluvia y por la emoción en el marcador hasta el último instante.

Los azulinos terminaron el partido con diez jugadores y el Éibar con nueve. Y es que el equipo armero perdió a su meta Cuéllar a los 76 minutos cuando salió del área para abortar una internada de Pedro Ríos. Lo grave del caso es que ahí se acabó el equipo de Vigo. Le pudo la precipitación y no fue capaz de tener la serenidad necesaria para superar a un equipo muy trabajador, que se vio obligado a tirar de un jugador de campo como portero, Txiki.

La primera mitad estuvo marcada por la lluvia, el respeto mutuo y la falta de ocasiones, aunque no fue por falta de ganas y de intentos de armeros y azulinos. A los doce minutos, tras un saque de esquina botado por Txiki llegó la acción más peligrosa del Éibar en el primer tiempo, ya que Francis tuvo que despejar entre una maraña de piernas para que el balón no terminase dentro de la portería de Porato. La réplica xerecista llegó siete minutos más tarde, cuando un buen balón de Samuel para Pedro Ríos no terminó en gol de puro milagro.

La segunda parte arrancó con un Éibar un poco más metido en el partido y Porato (58') se tuvo que lucir tirándose al suelo par despejar un tiro duro y raso de Yagüe muy ajustado al palo.

Y cuando todo parecía visto para sentencia, Caballero Herreros echó una manita al Xerez en el minuto 76. Cuéllar salió del área para frenar a Pedro Ríos, le arrebató el balón pero también derribó al jerezano y el colegiado no dudó en mostrarle la cartulina roja directa ante la indignación e incredulidad de la parroquia local. Mandiola había realizado ya los tres cambios y Txiki tuvo que colocarse de portero en el puesto de su compañero.

De ahí al final, en superioridad numérica, el Xerez intentó poner cerco a la meta de Txiki pero no le fue posible porque ni tuvo argumentos ni los armeros presentaron fisuras. Los minutos finales fueron un caos, con las prisas como protagonistas, cuando lo más adecuado hubiese sido tener la cabeza fría. Tras los resultados de la jornada de ayer, los xerecistas están otra vez con la soga al cuello y no podrán permitirse ni el más mínimo desliz ante un Poli Ejido que quema sus últimas naves.

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