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Higuero, quinto en la final de 1.500 metros

  • Frank Casañas acabó quinto en disco y Mario Pestano sólo pudo ser noveno.

Juan Carlos Higuero en 1.500 y Frank Casañas en disco consiguieron honrosos quintos puestos en sus finales olímpicas, en una jornada que prolongó la tradición de fracasos de Mario Pestano, sólo noveno en disco, en grandes campeonatos.

De haber repetido aquí Pestano la marca que hizo hace tres semanas en los campeonatos de España (69,50) habría conseguido el título olímpico con un margen de 68 centímetros sobre el segundo.

Higuero, por el contrario, cuajó su mejor actuación en unos grandes campeonatos, justo el año en que ha sido desposeído de su título nacional después de cinco años de victorias nacionales.

El bahrainí Rashid Ramzi, campeón mundial en Helsinki 2005, lanzó el ataque decisivo a 200 metros del final y ganó con un tiempo de 3:32.94 por delante del keniano Asbel Kiprop, que le llegó a poner en serios aprietos, y del neozelandés Nicholas Willis.

Higuero ocupó posiciones retrasadas casi todo el tiempo, pero tuvo fuerzas para ganar en la última vuelta cuatro puestos hasta llegar al quinto, uno por delante de su mejor resultado hasta hoy, que databa de los Mundiales de Helsinki.

Frente al fracaso de Pestano (noveno cuando era uno de los tres favoritos), Frank Casañas consiguió un magnífico quinto en la final de disco con un lanzamiento de 66,49, su mejor registro del año.

Casañas logró ese tiro en la sexta y última ronda, a la que no pudo llegar Pestano, que se quedó por un centímetro fuera de la mejora, condenado al noveno puesto con una marca de 63,42 metros, sin poder ejecutar más que tres lanzamientos.

Pestano y Casañas -por primera vez dos españoles en una gran final de lanzamientos- no empezaron con buen pie. En su primer tiro el canario rebasó a duras penas los 60 metros (60,46) y el ex cubano ni eso (59,54). Ambos mejoraron, y en parecida medida, en la segunda ronda: 62,84 Pestano y 62,16 Casañas. Se enfrentaban al tercer turno en los puestos octavo y noveno, respectivamente, en grave riesgo de no pasar a la mejora ninguno de los dos.

Pestano largó el disco a 63,42, una marca que le mantenía octavo, pero inmediatamente después el propio Casañas le dejó fuera de las tres últimas rondas con un lanzamiento de 64,46 que a él le daba momentáneamente el sexto puesto.

Casañas elevó su marca a 64,97 en el quinto tiro pero se guardó lo mejor para el final: 66,49, el quinto puesto y el mejor resultado de un discóbolo español en alta competición.

Jackson Quiñónez, finalista el año pasado en los Mundiales de Osaka, se clasificó para las semifinales de 110 m. vallas gracias a su tercer puesto en la última serie con una marca de 13.47.

El plusmarquista español (13.33), que fue séptimo en la última final mundialista, necesitaba llegar entre los tres primeros de su serie o al menos una buena marca para tener opciones de ganar una de las cuatro plazas de repesca. Corrió la cuarta serie por una de las calles centrales, la cuarta, y se mantuvo a lo largo de toda la carrera en puestos de clasificación.

La jerezana Mercedes Chilla, que obtuvo en los Europeos de Gotemburgo la primera medalla del atletismo español en el sector de lanzamientos, se clasificó para su primera final olímpica con un lanzamiento de 61,81 metros, su mejor marca de la temporada.

No necesitó agotar sus tres intentos. Chilla, de 28 años, necesitaba lanzar 61,50, la marca de clasificación automática, y en su primero se quedó en 56,98, pero a la segunda lanzó el dardo a 61,81, claramente por detrás de la cinta que delimitaba el territorio de las finalistas.

En su única experiencia olímpica hasta hoy (Atenas 2004) Chilla se había quedado fuera de la final con una marca de 58,45, y dos años después logró el que todavía es récord de España con 63,20.

Por el contrario, Concepción Montaner, cinco veces campeona de España de longitud, volvió a fallar, como en Sydney 2000, la final olímpica al quedarse fuera en la calificación con una marca de 6,53.

Montaner necesitaba olvidar su fracaso en Sydney, donde no fue capaz de hacer un solo salto válido. Hoy, en su primero se fue a 6,53, una marca estimable para empezar pero todavía a 22 centímetros de la marca de calificación. Pero después no mejoró: 6,42 y 6,43. Su marca no fue suficiente para estar en una final barata a la que se accedió con 6,60.

No le fue mejor a otra valenciana, Dolores Checa, que resultó eliminada en las primera serie de 5.000. Después de haber hecho todo el gasto, tirando en cabeza durante siete vueltas, se quedó sin fuerzas cuando a 450 metros del final se desencadenó un ataque masivo. Acabó decimotercera con un tiempo de 15:31.22, a 36 segundos de su marca. 

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