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Frustrada invasión al vestuario

  • Dentro Un grupo de exaltados es frenado por los antidisturbios cuando entraba por una de las puertas de Tribuna Fuera La trifulca se traslada al exterior con lanzamiento de objetos y destrozos del mobiliario

La Policía Nacional se vio obligada a cargar contra un numeroso grupo de exaltados que una vez terminado el encuentro entre Cádiz y Sevilla Atlético trató de penetrar en el vestuario local para recriminar a los jugadores su actitud sobre el terreno juego. La intervención del Cuerpo Antidisturbios frenó la intentona cuando los seguidores, al grito de "jugadores peseteros", ya se encontraban en los bajos de Tribuna. No obstante, la cosa no acabó ahí, pues los incidentes se trasladaron a las inmediaciones del Ramón de Carranza, donde se inició una batalla campal entre las fuerzas del orden y los aficionados más radicales.

Se estima que cerca de medio millar de seguidores se agolpó ante las puertas de Tribuna, muchos de ellos golpeando las puertas y lanzando objetos contra ellas. Incluso hubo intentos de penetrar en el estadio por la puerta de acceso de las ambulancias situada en Fondo Sur. Los incidentes provocaron destrozos en el mobiliario urbano, así como el vuelco de contenedores, lo que motivó la actuación policial en el exterior del recinto. Como consecuencia de las carreras y movimientos de masas a causa de las cargas policiales, algunas de las personas presentes en la zona resultaron heridas leves por caídas o golpes.

Mientras, en el interior del estadio, los jugadores iban saliendo del vestuario y atendiendo a los medios de comunicación. Sus allegados y familiares, muchos de ellos niños de corta edad, se veían obligados a esperar que la situación se enfriase para poder abandonar el recinto. Finalmente, sobre las nueve de la noche, los futbolistas del Cádiz empezaron a salir del Ramón de Carranza con dirección a sus coches, eso sí, bajo la escolta de la Policía Nacional ante el peligro de que fueran agredidos. Poco antes abandonó el recinto la expedición del Sevilla Atlético, que sin comerlo ni beberlo vio como también se convertía en centro de las iras de la afición local recibiendo más de una pedrada en su autocar.

Fuentes policiales aseguraban que no hubo ningún detenido y que tras las cargas que tuvieron lugar en las inmediaciones del estadio los aficionados más exaltados fueron desapareciendo poco a poco.

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