En un encuentro marcado por los actos contra la violencia en el fútbol, portando ambos equipos y el trío arbitral una pancarta en la que se podía leer No a la violencia y unas camisetas con el mismo lema, el Conil venció de forma clara cuando menos lo esperaba, ya que la primera media hora del equipo de Manolo Rueda no fue ni mucho menos para lanzar cohetes. Y es que el Atlético Cruceño apostó fuerte en esos 30 minutos y mostró buenas maneras para haber sumado algún punto.

Le costó al Conil entrar en el partido para mantener su poderío en casa porque no se sentía cómodo. Su juego resultaba espeso y la impresión era que podía vivirse uno de esos días tontos que cuestan tres puntos. Pero los amarillos se fueron entonando en la misma medida que el técnico arengaba a los jugadores para que apostaran a ganador.

El Cruceño dejó vivo al Conil con el agravante de que los amarillos eran superiores en todos los sentidos. Y así fue como la sensación al descanso era que la balanza se terminaría inclinando al lado local. Era cuestión de tener paciencia. Pedrito abrió la cuenta ante el delirio de una grada entregada que cada vez cree más en el ascenso a Tercera División. Pero es que Castro sentenció a falta de 20 minutos para el final, privando al Cruceño de cualquier posibilidad de reacción. Sin tiempo para celebrar el segundo gol, Lolo Prados puso la guinda y un precioso 3-0 que mantiene al Conil en la brecha. El tanto fue fruto del trabajo bien hecho de los amarillos, que cambiaron por completo tras el descanso.

El técnico Manolo Rueda aprovechó los últimos minutos para mover el banquillo y, de paso, refrescar a los jugadores que habían realizado un mayor desgaste, con el equipo onubense con los brazos abajo.