fútbol

Clásicos de ayer y hoy

  • El municipio de Chiclana lleva años llamando a la puerta de Tercera

Demasiado. Demasiado tiempo, demasiadas sombras, demasiados problemas. Situaciones injustas que siempre caen hacia el mismo lado, ilusiones que duran días y que se ven truncadas de nuevo cada fin de semana. Resurgir, renacer de sus propias cenizas. El Chiclana Industrial está pasando por una de sus peores temporadas en los últimos años, tanto por la falta de explicaciones a lo que está sucediendo como por la incredulidad que generan en muchos partidos las actuaciones arbitrales.

La localidad gaditana lleva tiempo llamando a la puerta de Tercera, aunque en su última tentativa, el otro conjunto de la ciudad acabara el curso de la peor manera: el Chiclana CF acabó descendiendo tras debutar en División de Honor en el estreno de esta categoría. Aunque ahora parezca lejano, fue solo hace nueve meses cuando el Municipal acogía a los rivales que este año recibe El Fontanal. Las situaciones de uno y otro club eran diferentes a estas alturas del calendario, pues los blancos llevaban más del doble de victorias que los industrialistas, pero los numerosos bailes en el banquillo y el trasiego constante de jugadores desestabilizaron al vestuario y se le hizo tarde para salvar la temporada.

Las razones de la crisis rojinegra son diametralmente distintas a las de su rival chiclanero, incluso lleva más tiempo en descenso y, como las variables no son cuantitativas, encontrar la solución definitiva está costando más de lo imaginado. Respecto a los números, el Industrial ha cosechado cuatro victorias, seis empates y doce derrotas en lo que lleva de campaña y, por más que se intenta desde el vestuario y el cuerpo técnico, cada semana vuelven a tropezar con la misma piedra: la falta de gol, a pesar de las innumerables ocasiones que tienen en cada partido. Tan paradójico como que Dani Guerrero siga siendo el segundo máximo goleador de la clasificación, con doce tantos, solo uno por detrás del líder. Son señales contradictorias, pero albergan esperanza.

Y la desesperación por que la pelota atraviese de una vez la línea de gol se traduce en frustración tras el pitido final. Cada vez cuesta más reponerse para afrontar el siguiente choque, así sea en El Fontanal, donde ha quedado patente que los rojinegros juegan siempre como si fueran los visitantes. Gota a gota la situación ha ido calando a la plantilla, por lo que no hay que descartar posibles respuestas adversas. ¿Cuánto más puede aguantar el Industrial? ¿Hasta qué punto es posible la salvación? Apenas acaba de pasar el ecuador de la temporada, pero tal y como están las cosas todo tiempo se hace insuficiente, lo que incrementa la ansiedad por conseguir cruzar los tres palos y, si no es mucho pedir, la victoria que tan injustamente le lleva arrebatando la fortuna en el 70% de los partidos.

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