cádiz · zaragoza

Chaparrón de excelencia

  • El equipo amarillo ofrece su mejor versión e imprime más ganas y velocidad que un adversario débil al que destroza con un gol al comienzo de cada parte.

Ortuño remata de cabeza ante la atenta mirada de Garrido y la vigilancia de varios jugadores del Zaragoza en una acción del encuentro.

Ortuño remata de cabeza ante la atenta mirada de Garrido y la vigilancia de varios jugadores del Zaragoza en una acción del encuentro. / fito carreto

El Cádiz pasó como una apisonadora por encima de un Zaragoza al que endosó un contundente 3-0 en una noche desapacible pero mágica para los amarillos, que ejecutaron una precisión minuciosa el plan pergeñado para desarbolar a un rival que ofreció poco más allá de calidad, una cualidad que por sí sola no es suficiente en el fútbol. La intensidad, la velocidad y el acierto de los gaditanos se impusieron a las buenas maneras de un contendiente blando atrás, nada práctico y con poca profundidad arriba. Salvi, Abdullah y Ortuño firmaron los tantos de un Cádiz que, además de darse un homenaje, se inyecta una sobredosis de tranquilidad en el largo camino hacia una permanencia que ahora está tres puntos más cerca. El Cádiz, sin ser un equipo brillante, supo como desarmar al Zaragoza por su lado más débil hasta el extremo de convertir el carril izquierdo del ataque en un auténtico chollo. El mérito del Cádiz reside en conocer sus virtudes, que las exprime al máximo, y también sus defectos, que los minimiza hasta el punto de neutralizar a uno de los grandes de Segunda A que no lo pareció. Y si encima la fortuna está de cara, mucho mejor. El gol al comienzo de cada mitad que marcó el Cádiz actuó como una inyección letal sobre un Zaragoza que sacó la bandera blanca.

Álvaro Cervera apostó por el que se puede considerar como once de gala a día de hoy, con tres centrocampistas que esta vez funcionaron como un trivote, con Abdullah integrado en la medular y no en tres cuartos, como en el choque frente al Nástic de Tarragona.

El Cádiz salió bien despierto. Nada que ver con el anterior duelo en casa -ante el Alcorcón-. A los dos minutos ya había enseñado los dientes con un cabezazo de Garrido a la salida de un córner que se marchó alto. El Zaragoza respondió con el control de la pelota en la zona ancha con una calidad indiscutible. Los amarillos se agazaparon en su terreno para tapar espacios y esperar sorprender a la contra. No tardaron en llegar los frutos. En el minuto 8, Álvaro García se escapó por velocidad de Fran por la banda izquierda y sirvió en bandeja para que Salvi rematara a placer en boca de gol. 1-0. El utrerano desarboló con tal rapidez que ni el agarrón del defensa pudo detener su explosiva internada. Medio gol fue suyo. Lo hizo casi todo: desbordó, llegó al sitio adecuado y sirvió una asistencia perfecta para que el sanluqueño sólo tuviera que empujar el esférico al fondo de la portería. No fue extraño que, en la celebración, los jugadores corrieran raudos hacia el extremo zurdo.

Si el guión estaba establecido con el cero a cero, todavía más con el 1-0. Los gaditanos se dedicaron a taponar el juego asociativo de un adversario que trató de reaccionar. En el 10, Ángel, disparó a las manos de Cifuentes tras un baló perdido por Aridane. Los locales fueron creciendo con el paso del tiempo. No sólo defendieron, por momentos presionaron arriba y además acariciaron más la pelota. E incluso dispusieron de alguna oportunidad, como un misil desviado de Ortuño (en el 16) y un derechazo de José Mari bien dirigido que rebotó en un defensa en el 24, un minuto antes de la gran ocasión que tuvo el cuadro maño en la primera parte. Garrido regaló el balón a Ángel, que pasó a Cani y el atacante fabricó una auténtico jugadón que no acabó en gol por la milagrosa aparición de Sankaré en la línea de portería. El ex del Villarreal y Atlético de Madrid, dentro del área, regateó a todo el que se puso por delante, incluso el cancerbero, y cuando el gol parecía inevitable el senegalés sacó su remate. La ocasión, clarísima, fue un serio aviso para los anfitriones de que si querían ganar no debían cometer un solo error más. Enfrente estaba uno de los equipos de mayor calidad, sino el que más, de Segunda.

El descanso llamó a la puerta con una ventaja mínima que premió el buen trabajo de los gaditanos, que poco antes habían reclamado penalti por una caída de Salvi dentro del área en una pugna con José Enrique. El Cádiz, serio, ordenado y con pequeñas dosis de buen juego, superó por las bandas al Zaragoza en una intensa primera parte.

El arranque del segundo acto no pudo ser más prometedor. Cuando lo que se esperaba era un arreó del Zaragoza, lo que llegó fue el 2-0 en el minuto 47. Una vez más nació por la banda izquierda. Álvaro García sirvió a Brian, que llegó a la línea de fondo y centró para que Abdullah, en posición de delantero centro dentro del área, rematara de primeras al fondo de la portería con su bota derecha.

El partido no podía ponerse más cara para un Cádiz que se aprestó a disfrutar de sus mejores momentos y a punto estuvo de hacer el tercero en el 55 con testarazo de Ortuño que salvó Ratón. Los amarillos tenían claro que las opciones de victoria, evidentes a esas alturas de encuentro, pasaban por desactivar al rival en la zona de creación y a ellos se pusieron con una presión asfixiante en determinadas acciones. Ejecutó con precisión el método del acordeón. Igual se extendió hasta arriba para impedir el juego del rival que se replegó en su campo. Todo salía a las mil maravillas y en el 65 la ventaja se elevó a tres tantos pero el colegiado, anuló un golazo de cabeza de Ortuño a centro de Brian. El linier levantó el banderín y el gol, de apariencia legal, y hubiese servido para cerrar el partido. Ya estaban sobre el césped Juan Muñoz y Xiscu en un intento desesperado de los aragoneses de rascar un empate. Cervera puso oxígeno con Eddy Silvestre y Nico Hidalgo para afrontar una recta final que se tornó tranquila gracias a un nuevo golazo de Ortuño que esta vez sí subió al marcador. El yeclano, tras recibir de Nico Hidalgo dentro del área, se orientó el balón hacia el lado izquierdo y soltó un zapatazo que se coló por la escuadra. Cualquiera anulaba ese golazo. 3-0 y duelo resuelto.

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