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El Barça se queda sin milagro

  • El equipo de Luis Enrique es incapaz de anotar algún gol ante la experimentada muralla defensiva de la Juventus

  • El lastre de la ida con el 3-0, demasiado para los azulgranas

Imposible para Luis Suárez desembarazarse de la presión de Alex Sandro.

Imposible para Luis Suárez desembarazarse de la presión de Alex Sandro. / alejandro garcía / efe

No hubo segundo milagro en el Camp Nou, donde el Barcelona, en el último partido europeo de Luis Enrique en el banquillo azulgrana, empató sin goles y fue incapaz de remontar el 3-0 que se trajo de Turín frente a una sólida Juventus que controló en todo el momento el partido y nunca vio peligrar su pase a las semifinales.

Fue ayer otro equipo diferente el Barça, con más tensión competitiva, pero eso no le bastó. El lastre del partido de ida fue demasiado pesado y pese a que lo intentaron de todas las maneras (20 remates), los azulgrana no estuvieron nada acertados (dos tiros entre los tres palos). Quienes pensaron que el partido podía ser un calco del vivido hace más de un mes ante el Paris Saint Germain se equivocaron. Ni la Juve jugó como los parisinos ni el planteamiento de Allegri fue el de Emery.

Fueron a buscar los juventinos al Barça desde el inicio. Forzaron las pérdidas de los locales y se encontraron con un árbitro que dejó jugar mucho, lo cual descontroló inicialmente al equipo de Luis Enrique frente a un rival muy físico.

Recuperaba la Juventus y salía a contra con la velocidad de Dybala o de Cuadrado y tenía la referencia de Higuaín en ataque.

Empezó el Barça a ver el camino. Busquets recuperaba cada vez más cerca del campo de los turineses, el juego se centraba en la banda izquierda con Neymar y Alba como protagonistas, Messi buscó el balón e Iniesta también reclamó su cuota. En la mejor ocasión del primer tiempo, Messi cruzó demasiado el balón con Buffon ya batido.

Con el paso de los minutos, el Juventus cada vez juntaba más sus líneas sobre su portería y se prodigaba menos en ataque. El Barça tenía el balón, pero no generaba demasiado fútbol más allá de jugadas con más corazón que cabeza, un mal síntoma para los locales.

Consumido el primer tiempo, el Barcelona sabía que necesitaba algo más para intentar inquietar a un rival con mucho oficio y que no se descompuso en ningún momento. Así que Luis Enrique, como hacía Johan Cruyff con Alexanko, ordenó a Piqué jugar prácticamente de improvisado delantero durante muchos minutos.

Pero no surtió efecto. En un error de Alba, Cuadrado pudo adelantar a su equipo (50') y a partir de entonces, Messi capitalizó el juego de ataque del Barça. El diez azulgrana tuvo tres buenas ocasiones, todas ellas con remates desde fuera del área que estuvieron a punto de sorprender a Buffon. Luis Enrique lo puso todo en juego con la entrada de Paco Alcácer por Rakitic en el minuto 58. Los azulgranas acabaron postrados ante el muro.

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