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Final de la Copa del Rey

El Barça debe construir un nuevo ciclo triunfal sobre la madurez de Messi

  • El club deberá tomar decisiones, deshacerse de la clase media que no ha estado a la altura y fichar talento, el que no han tenido esta temporada algunos jugadores de la segunda unidad.

Las imágenes de la final de la Copa del Rey entre el Barcelona y el Alavés

Las imágenes de la final de la Copa del Rey entre el Barcelona y el Alavés / EFE

El Barcelona de Luis Enrique ya es historia. En la final de la Copa del Rey (3-1, contra el Deportivo Alavés), enterró ayer un ciclo de tres temporadas con nuevo título, el noveno de trece posibles. Una bestialidad empañada por un rendimiento decreciente y la falta de competitividad en las últimas dos ediciones de la Liga de Campeones.

Se va Luis Enrique diciendo, orgulloso, que le importa un pimiento el legado que deja en el Barça. Mejor así, porque títulos aparte, aunque para muchos sea lo único que cuenta, el técnico asturiano ha dejado una herencia futbolística más bien escasa.

Luis Enrique ni ha sublimado el estilo ni ha potenciado la cantera, las dos principios fundamentales sobre los que se ha asentado el Barcelona en sus últimos 25 años de vida.

Ha recuperado, eso sí, la ambición de un grupo deprimido para volver a hacerlo campeón de todo, pero a costa de perder identidad hasta convertirlo, muchas veces, en un equipo poco reconocible.

Con Lucho, el Barça dejó de querer el balón a toda costa, a dominar los partidos con mano de hierro, para aprender a vivir de las transiciones rápidas, del fútbol de ida y vuelta, del trabajo de demolición de su tridente ofensivo y de la genialidad de Leo Messi.

Y es sobre la madurez de Messi, que a punto de cumplir la treintena sumó ayer su trigésimo título con el Barça, que ha marcado 26 goles en 25 finales, que este año ha conquistado su cuarta Bota de Oro como máximo goleador de las Ligas europeas y cuya voracidad y ascendencia en el juego parece no tener límites, sobre la que debe construirse el nuevo ciclo triunfal del Barça.

Seguir ganando, con el crack argentino liderando el equipo parece fácil, pero para que eso sea posible, primero el club debe cerrar su renovación cuanto antes. Y, a partir de ahí, confeccionar una plantilla que se adapte a él, a su capacidad para evolucionar su fútbol, para reinventarse cada temporada.

Se va Luis Enrique con el borrón de las dos últimas Champions y con la sensación de haber desaprovechado una oportunidad única de alargar la hegemonía del Barça en el fútbol español, con una tercera Liga consecutiva.

Si él y su equipo no lo lograron fue, en gran parte, porque algunos no estuvieron a la altura de la grandeza de Messi. Esa es la lección que debe aprender el club y también Ernesto Valverde, que tendrá el placer de dirigir, a partir de la próxima temporada, al mejor futbolista de todos los tiempos.

El nuevo entrenador del conjunto azulgrana deberá gestionar el papel de la MSN -la calidad de Neymar y Luis Suárez y su complicidad con el '10', dentro y fuera del terreno de juego ha sido fundamental en los éxitos de la era Luis Enrique- y decidir si es necesario mantener el tridente o se puede jugar con solo dos puntas y un futbolista más en la medular.

También el rol que tendrá Andrés Iniesta, cuyo fútbol de seda empieza a perder continuidad. El capitán, a sus 33 años, debe decidir si firma un último contrato para retirarse en el Barçaa o emigra para probar una última aventura en cualquier otra parte.

Y mientras todo esto sucede, el club deberá tomar decisiones, deshacerse de la clase media que no ha estado a la altura y fichar talento, el que no han tenido esta temporada algunos jugadores de la segunda unidad.

Y sobre todo, preguntar a Messi qué necesita para liderar un nuevo ciclo triunfal, porque en un deporte de equipo como el fútbol, ni siquiera un jugador como Leo es capaz de ganarlo todo solo.

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