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El Atlético y Correa todavía creen en la Liga (1-0)

  • Los de Simeone superan el muro ché con un golazo del argentino.

El valencianista Kondogbia frena el avance de Griezmann. El valencianista Kondogbia frena el avance de Griezmann.

El valencianista Kondogbia frena el avance de Griezmann. / rodrigo jiménez / efe

Un golazo de Correa, una demostración de eficacia del Atlético de Madrid cuando el partido se movía en un inapelable 0-0, resolvió la victoria del conjunto rojiblanco, el único hoy por hoy que cree que la Liga aún no está sentenciada, ganador frente a un Valencia conformista e inofensivo.

Aún a una distancia considerable del liderato del Barcelona, nueve puntos, sin salirse del partido a partido mientras reafirma su segunda posición en el campeonato con nueve puntos ya de colchón sobre su adversario de ayer, tercero, el Atlético mantiene su ambición. Él jugó para ganar, el Valencia sólo para empatar. Si el partido ya tenía una enorme transcendencia todo se elevó aún más con el empate del Barcelona frente al Espanyol, un aliciente gigantesco para un duelo de altura, de los que exigen muchas cualidades.

Una por encima de todas, la pegada, el factor decisivo en el que insiste Diego Simeone, cuya idea toda la semana estaba clarísima, definida hasta el mínimo detalle. Quería presionar, robar rápido, jugar en campo contrario y a toda velocidad, la destreza en la que mejor se mueve el Atlético.

Ahí, consciente de todo eso, incidió siempre el Valencia, que resistió el arrebato inicial local desde un diseño de encuentro más pausado, más basado sobre el control de la pelota, reinventado por las bajas, pero armado, como siempre son los conjuntos de Marcelino, a pesar de sus cuatro derrotas en las últimas seis jornadas.

El Atlético no logró darle la continuidad que pretendía a su potente puesta en escena, a su intención vertical, a encontrar a Griezmann entre líneas o a fortalecer su juego en campo rival por su propia imprecisión, especialmente visible en sus dos medios centros.

En el primer tiempo, se encomendó el Valencia a los fenomenales reflejos de Neto, que no le bastaron después, ya en la segunda parte, al borde de la hora de juego, con el derechazo imparable de Correa desde fuera del área.

Porque el Atlético, concreto arriba en una de sus contadas oportunidades, como reclamaba su técnico, había perdido antes a su otro central titular, Godín, por un golpe de Neto sobre su rostro; porque había readaptado obligado toda su defensa y porque le costaba romper la zaga rival, a la que encaraba con más ambición que fútbol.

No tuvo ni de lo uno ni de lo otro el Valencia en todo el choque, tan conformista con el 0-0 y tan obsesionado con no cometer errores que, cuando las necesidades le obligaron a otra cosa, fue capaz de muy poco, sin una sola parada en todo el partido de Jan Oblak y sin una sola ocasión realmente clara que le hiciera merecedor del 1-1.

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