Casi en paralelo al cuestionamiento por una parte de la izquierda de los consensos del 78, se ha vuelto habitual entre los revisionistas de la derecha más conservadora, herederos en este punto de la visión transmitida por la historiografía franquista, la insostenible afirmación de que la Guerra Civil empezó realmente en el 34 con la revolución de Asturias. Ya entonces lo alegaron quienes pretendían justificar el alzamiento del 36 frente a los desmanes de las hordas, pero una cosa es negar esta coartada retrospectiva y otra restar importancia a unos hechos que sacudieron la conciencia nacional, condicionaron la corta vida de la República y alcanzaron eco fuera de España, donde tanto la insurrección, equiparada a la Comuna, como la verdadera guerra -el Gobierno radical-cedista de Lerroux combatió a los mineros con tropas venidas de Marruecos- y la durísima represión posterior, tuvieron un impacto formidable.

Prologado por Jordi Amat, que cita como modelo la recopilación de Xavier Pericay, Cuatro historias de la República, donde se reunían los artículos sobre el periodo de Chaves Nogales, Pla, Camba y Gaziel, Tres periodistas en la revolución de Asturias recoge los que los dos primeros y el menos conocido José Díaz Fernández -escritor y político socialista en la órbita de Azaña, autor de la novela El blocao y de un influyente ensayo, El nuevo romanticismo, donde defendió la rehumanización del arte- dedicaron a las dos trágicas semanas que conmovieron a un país profundamente dividido. Excelentes como suyas, las crónicas sobre el terreno de Chaves y Pla están a la altura de su condición de príncipes del reporterismo, pero la joya del volumen es el libro donde Díaz Fernández -Octubre rojo en Asturias (1935), prologado con su nombre pero atribuido a un seudónimo- describió la "revolución social a la manera rusa", que pudo triunfar en la región gracias al frente único de las Alianzas Obreras. Escrito en forma de reportaje novelado, su relato une a la cualidad testimonial una indudable maestría literaria.