contrapunto

Virgen de la Europa, patrona de Gibraltar

  • Viaje a la iglesia de San Martín con Emilio Durán, de niño nazareno de la Lanzada

  • La toma del Peñón por los ingleses incrementó la devoción por una Virgen muy poco conocida

De niño, Emilio Durán salió de nazareno de la Lanzada desde San Martín.

De niño, Emilio Durán salió de nazareno de la Lanzada desde San Martín.

Por un glaucoma hereditario que le aumenta la tensión del globo ocular y obstaculiza la relación de la retina con el cerebro, Emilio Durán no ve nada con el ojo derecho y apenas aprecia manchas con el izquierdo. Abelardo Linares editó hace años un libro titulado Hablando de pintura con un ciego, de Roger Wolfe. Podíamos parafrasearlo para describir lo mucho que se aprende con la poca vista y la muchísima visión de este sevillano lazarillo de sí mismo, un Borges con salidas de Forges.

Su bastón es como la lanza de Longinos, va directo al objetivo. Seguimos sus indicaciones y dentro de la iglesia de San Martín descubrimos un espacio inverosímil que explica por qué el espacio colindante se llama plaza de la Europa. Cuando los ingleses tomaron el Peñón, surgió una gran devoción por la Virgen de la Europa, según consta en documento elaborado por el médico e historiador Felipe Martínez. En la iglesia está esta insólita imagen, con el niño en sus brazos y un rosario en el regazo. Nuestra Señora de la Europa era patrona de Gibraltar, todo un descubrimiento en los tiempos del brexit.

La visita a San Martín es muy literaria: se puede ir por Quevedo o llegar por Cervantes

Emilio Durán está curado de espantos porque nació en septiembre de 1934 "con la revolución de octubre". Dice que en su casa le quita la imagen al televisor, que es sólo radio "para saber si nos atacan los ingleses o si los tenemos que atacar nosotros, aunque a mí no me gustaría porque mi hija Belén vive en Londres y está casada con un inglés, hijo de un pastor protestante, que sólo sabe decir en español tortillitas de bacalao cuando viene a Sanlúcar de Barrameda".

Para un amante de la literatura, como es Emilio Durán, esta plaza y esta iglesia son una mina. Se puede llegar por Cervantes o por Quevedo, por las dos calles con ese nombre, y en la iglesia está enterrado Juan de Mesa, el hombre que esculpió a Dios, como ya hay que llamarlo gracias a Fernando Carrasco. Aquel escultor murió en 1627, el mismo año que muere Góngora para albricias conmemorativas de la generación del 27. Uno de esos poetas, Pedro Salinas, vivió en la calle Divina Enfermera que termina en la iglesia, "entonces llamada calle Llerena, vivía aquí porque estaba muy cerca de la Universidad".

Este insólito guía que nos lleva desde el yerno inglés a la patrona de Gibraltar nació en el antiguo hotel Venecia, lo que después sería Simago. Su abuelo, dueño del establecimiento, se lo pasó a su tío Antonio, que en una caja de caudales guardó las manos de Nuestra Señora de Guía, una imagen que terminaría incorporándose a uno de los pasos de la Lanzada. Emilio Durán, como otros miembros de su familia, salió de nazareno con la Lanzada, "siempre detrás de los Panaderos". Lo simultaneaba con el Silencio, "las dos caras de Sevilla".

La Semana Santa es la infancia, los olores. "Antes olía a naranjo; debo estar perdiendo la pituitaria, porque ahora no huelo nada. Cuando volví a Sevilla después de vivir en Barcelona y Madrid, el olor que más me gustaba era el olor a potaje de los barrios populares". Nunca fue cofrade con mando. "El único cargo que he tenido en mi vida fue en la Falange y me echaron por organizar un baile en el local de la centuria de Madrid".

Tiene un hijo varón, Emilio, que ha sido costalero y trabaja de psicólogo. "Le cuento mis sueños y él me los interpreta". Su hija mayor, Gisela, tuvo un novio alemán; Belén lo hizo suegro de un inglés y Verónica, la más pequeña, periodista, en feliz abuelo de Julio y Pepilllo. Longinos y su caballo. "Uno lo compró un primo mío, se lo vendió a una guarnicionería y lo he visto en un escaparate de la calle Serrano".

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