La Lasaliana Hermandad de Jesucristo Rey en su Entrada Triunfal en Jerusalén, Santo Crucifijo de la Salud, Nuestra Señora de la Estrella y San Juan Bautista de La Salle abrió en la jornada de ayer, Domingo de Ramos, una nueva Semana Mayor chiclanera de forma brillante, con un lucido desfile procesional, pese al fuerte viento.

Fue por tanto la cofradía de La Borriquita la encargada de inaugurar también un hecho histórico para la Semana Santa local, la realización de una estación de penitencia en el interior de la Iglesia Mayor Parroquial de San Juan Bautista, primer templo de la ciudad, en el que todas las hermandades darán culto a partir de este año al Santísimo ante el Altar Mayor.

Palmas y júbilo

Como cada año, la primera jornada de la Semana Santa local estuvo ayer marcada por la alegría y el desparpajo de los más pequeños, los protagonistas del cortejo de La Borriquita, los niños hebreos. Estas secciones que abren el desfile de la lasaliana hermandad, con sede en la capilla de Nuestra Señora de la Estrella, volvieron a dotar ayer al cortejo procesional del carácter jubiloso y espontáneo de la corporación del Domingo de Ramos, una espontaneidad que se puso de manifiesto, por ejemplo, cuando, como van haciendo durante todo el recorrido, los niños arrancaron a aplaudir ante una de las 'levantás' del paso de misterio en el interior de la Iglesia Mayor durante la estación de penitencia.

Carrera Oficial

Tras completar la primera parte de su recorrido, y después de protagonizar bellas imágenes, como las que cada año deja esta hermandad durante su bajada por la calle Fierro, la cofradía abrió los desfiles ante los palcos de la Carrera Oficial, que este año se ha prolongado de forma simbólica hasta la Iglesia Mayor. Especialmente disciplinado fue el desfile del cortejo ante el palco presidencial, afrontando tras este tramo su camino hacia el que sería uno de los momentos históricos de la Semana Mayor chiclanera, la primera estación de penitencia de una hermandad en la Iglesia Mayor. 

Estación de penitencia

Con gran expectación aguardaba el numeroso público que se congregó ayer en la Plaza Mayor para ser testigo directo del paso de la primera hermandad por la rampa habilitada a las puertas del primer templo de la ciudad y por el que todas las cofradías accederán este año al interior de la Iglesia Mayor. Y como merecía la ocasión, especialmente solemne y emotivo fue el procesionar de esta corporación a lo largo de la citada plaza, justo antes de enfilar el dintel de la puerta principal del templo.

Para la historia quedó también el gesto a través del cual la hermana mayor de la cofradía, Angela Inmaculada Parra, solicitó al párroco de San Juan Bautista, Francisco Aragón, la entrada al templo "con la venia".

Una vez dentro, la solemnidad y el respeto marcaron este momento íntimo de la hermandad, del que fueron testigos el alcalde, José María Román, y el presidente del Consejo Local de Hermandades y Cofradías, Juan Luis Fuentes, al tiempo que la emotividad recorría cada rincón del silencioso templo con el ruido del numeroso público que esperaba en la calle de fondo.

Con las agrupaciones musicales esperando en la Plaza Mayor, el cortejo realizó una respetuosa estación de penitencia ante el Santísimo, resultando llamativas las caras de sorpresa de los niños hebreos ante lo que allí sucedía.

Ya a la salida, la cofradía prosiguió su procesionar para afrontar la última parte de su recorrido, en el que se encontraba al cierre de esta edición.  

Novedad en la música

Especial mención merece también la confianza puesta este año por los responsables de la Hermandad de La Borriquita en la joven agrupación musical chiclanera de Las Angustias, que acompañó con sus sones al paso de misterio de Jesucristo Rey.