Chiclana

Fallece a los 83 años el padre Sixto, uno de los religiosos más queridos en la ciudad

  • Hoy se oficiará una eucaristía a las doce del mediodía en la Parroquia de San Sebastián

El pasado sábado por la noche, en torno a las nueve y media, fallecía en la ciudad uno de los religiosos más queridos por los chiclaneros, el padre agustino Sixto Calvo Hernández, a los 83 años de edad.

Tras una enfermedad con la que luchó durante años y de la que había empeorado en los últimos meses, el padre Sixto falleció en la comunidad de los padres agustinos recoletos, en la Parroquia de San Telmo. Posteriormente fue trasladado a la Parroquia de San Sebastián, donde había ejercido su labor durante años. Allí, miles de feligreses, allegados y conocidos, así como representantes políticos, sociales y religiosos, han despedido al 'padre bueno', como era conocido por muchos en la ciudad. Será hoy, a las doce del mediodía, cuando se oficie la eucaristía en la citada parroquia, para llevar a cabo posteriormente el sepelio en el cementerio de San Juan Bautista, a la una de la tarde.

El padre Sixto llegó a la ciudad en el año 1991, procedente de diversas parroquias madrileñas, y desde entonces ha desarrollado la mayor parte de su trabajo en la Parroquia de San Sebastián, una labor a través de la cual se ha entregado en cuerpo y alma a la ayuda de los más necesitados. De ahí el enorme cariño que este religioso ha despertado siempre entre los vecinos de Chiclana, especialmente los de La Banda, donde ha ejercido principalmente su labor.

Especialmente destacable ha sido el trabajo realizado por este sacerdote en una zona como Solagitas, una de las más humildes de la ciudad, siendo uno de los máximos artífices de la creación en este barrio de la Parroquia de Santa Angela de la Cruz, tras el trabajo de años en la zona.

Entre otros reconocimientos, el padre Sixto recibió en el año 2000 la Insignia de Oro de la Ciudad, tan sólo nueve años después de llegar a Chiclana, una prueba inequívoca de hasta qué punto este religioso ha calado en la sociedad chiclanera y de la labor solidaria y desinteresada que ha ejercido durante toda su vida.

Como prueba de su talante, el mismo que le ha hecho acreedor del cariño de miles de chiclaneros durante las dos décadas que ha vivido entre ellos, el padre Sixto no dudó en rechazar en un principio la distinción que se le ofrecía en aquella ocasión, para aceptarla sólo cuando se le explicó que "era un reconocimiento a los pobres".

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