Después de un intenso verano, veinticinco de los treinta y dos niños saharauis que han sido acogidos por familias de Chiclana durante julio y agosto pusieron ayer rumbo a los campamentos de refugiados, en los que se volverán a encontrar con sus seres queridos y con las necesidades que padecen desde hace años.
La despedida, como cada año, estuvo presidida por la emoción de quienes han encontrado el cariño y la solidaridad de una familia y de aquellos que se han esforzado para hacer más feliz la vida de unos niños y de un pueblo sin un futuro claro.
Los niños, que en la mayoría de los casos mantendrán un contacto, vía carta, internet o teléfono, con sus familias de acogida, se marcharon con un buen número de alimentos, ropa, etc. que hará algo más llevadera la vida de sus familias y con la esperanza de volver el próximo verano gracias a la labor de Sadicum.
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