10 de enero de 2012. Ese día marcó un antes y un después en la comparsa de los hermanos Javier y David Márquez Mateo. Ese día, el grupo se rompió. Y ese día, los componentes que se quedaron con Los Carapapa decidieron tirar para adelante y llevar a 'Los duendes coloraos' al Gran Teatro Falla. Restaban 15 noches para esa cita, así que la reacción fue inmediata y esa misma jornada se hicieron las primeras llamadas para 'fichar' a nuevos integrantes.
Recuerda Javier Márquez Mateo ese fatídico 10 de enero: "Siete integrantes dijeron que dejaban el grupo y se fueron del local. A la hora, mi hermano llamó por teléfono a cada uno para cerciorarse. Unos mantuvieron su postura y otros pidieron unos días para pensárselo, pero cuando quedan 15 días para actuar no se puede esperar, así que tomamos sus respuestas como un no. En ese momento, yo decidí salir cantando; ya éramos nueve... En ningún momento nos planteamos tirar la toalla, al contrario. Ante la adversidad siempre te vuelves más fuerte... Así que nos pusimos a hablar de posibles incorporaciones".
El primer nombre que sonó fue el de Rubén Gamaza, para el puesto de bombista. Fue su hermano, Juan, el caja de la agrupación, quien lo propuso y quien lo llamó para preguntarle si quería ser un duende colorao. Su respuesta fue afirmativa.
Ya al día siguiente, Los Carapapa llamaron al guitarra Kiko, con quien ya habían salido en 'La comparsa de Momo' y 'La secta de los Carapapa'. "Nos vio apurados y se prestó a echarnos el cable, a pesar de no resultarle fácil por cuestiones laborales", apunta Javier.
El cuarto integrante que se sumó al grupo fue otro guitarra, Pedro Campos. "David le contó lo sucedido y le pidió que formara parte de la agrupación. Pedro le pidió una hora para pensárselo, y al rato llamó a mi hermano para darle el sí". Fue el propio Pedro quien propuso a Pitu como integrante, y horas más tarde fue 'fichado'. El último en incorporarse a la comparsa -ya el 12 de enero- fue David Chaves. Se buscaba un tenor y su nombre lo aportó Zeus.
En un par de días se completó el nuevo grupo. "Decidimos cantar 14 porque ya con los que estábamos sonaba bien la comparsa. El timbre era bueno", explica el músico. No obstante, si hubiesen querido, habrían podido ser 15, pues ofrecimientos no les faltaron. En cuanto se difundió la noticia de la ruptura del conjunto, numerosas personas contactaron con Los Carapapa a través de su página web y del teléfono para proponerse como integrantes. "Fue impresionante la de gente que se ofreció. Nos quedamos muertos cuando vimos la cantidad de personas dispuestas a prestarnos su voz; y no sólo de Cádiz capital y de la provincia, sino también de Córdoba, Málaga, Sevilla, Huelva... Estamos muy agradecidos a todas esas personas. Fue muy reconfortante para nosotros y nos sentimos muy apoyados por todos ellos... Contribuyeron a hacer aún más firme nuestra idea de salir en el Falla", comparte el comparsista.
Constituida la agrupación, tocaba lo más difícil: enfrentarse al repertorio. Comenzaron las "jornadas maratonianas" de ensayos. Los componentes que podían acudían al local a las siete y media de la tarde, y entre las ocho y las nueve iba llegando el resto. Horas y horas machacando el repertorio "a piñón", y hasta las doce y media de la noche. "El grupo ha hecho un gran esfuerzo. Un esfuerzo titánico -resalta el Carapapa-. El lunes pasado acordamos bajar un poco el ritmo y reducir el tiempo de ensayo para llegar al Falla en condiciones, porque nos estábamos machacando la garganta". Y a ello suma Javier el tiempo extra que los integrantes le han dedicado a la comparsa, "estudiando las letras y escuchando constantemente el repertorio en sus teléfonos móviles y grabadoras".
El esfuerzo ha sido grande, pero mayor aún ha sido la recompensa, como asegura Márquez Mateo: "Los aplausos del Falla y las felicitaciones de muchísimas personas nos dan más fuerza y energía para seguir adelante, que no está todo hecho ya. Hay que seguir trabajando, hay que meter nuevas letras...".
'Los duendes coloraos' están muy contentos con la actuación del jueves, aunque durante el popurrí se le rompió a Cuco el colgante de la guitarra, y ello le impidió tocar con soltura. Un contratiempo más para la comparsa de Los Carapapa.
Una comparsa que comenzó a gestarse hace cuatro meses, y que tras permanecer unas horas en coma hace apenas un par de semanas volvió a la vida con fuerzas renovadas y aspirando a lo más alto.
Ríe Javier cuando se le pregunta si son conscientes de que han acabado con esa norma no escrita de que para ir al Concurso de Agrupaciones del Gran Teatro Falla hay que ensayar previamente durante al menos cuatro meses. "Cuatro meses no hay que estar, pero tampoco 15 días", vuelve a reír. "Si el repertorio está hecho o casi hecho y por parte del grupo hay un serio compromiso de aprovechar al máximo las horas de ensayo, 60 días son suficientes para preparar en condiciones una agrupación de carnavaleros ya experimentados. El problema lo vamos a tener el próximo año, cuando le digamos a nuestras mujeres que empezamos a ensayar en el mes de octubre. Después de lo de este año, a ver...", bromea el músico.
Comentar
0 Comentarios
Más comentarios