Desde mi batea

¡A pesar de la lluvia!, viva el Carnaval

LLEVAMOS varios años en los cuales cuando llegan los días de carnaval aparece sin avisar la lluvia, este año no ha sido así, sino que desde el mes de noviembre que empezó a visitarnos no se ha ido prácticamente de nuestro lado, durante el concurso todos confiábamos en que se iría y nos daría una tregua durante la semana grande de Cádiz, pero todo lo contrario, se ha traído como compañero, el frío y el viento, es decir, el temporal.

Pero claro, en semanas como ésta me pregunto, es suficiente el maldito temporal para dejarnos en casa a los gaditanos y no disfrutar de nuestras fiestas, pues no, sé que a muchos los habrá echado para atrás el maldito tiempo, pero con otros muchos no ha podido; todas las agrupaciones, tanto las oficiales como las que no, se han tirado a la calle buscando una casapuerta, los bajos de algún edificio, algún hueco en cualquier bar, etc. para poder ofrecer su repertorio al aficionado que ha salido de casa pese al mal tiempo, deseosos de escuchar una copla que le haga sonreír y pasar un día lleno de momentos mágicos, de situaciones donde se le erice la piel al escuchar una letra que le llega al corazón, donde todas las agrupaciones te ofrecen su repertorio sin nervios, sin competitividad, llenas de solidaridad y con el deseo de que todos sean partícipes de la alegría.

Es en esos momentos cuando Cádiz se transforma realmente en un teatro lleno de escenarios, un teatro de esquinas, un teatro de plazas y callejones, un teatro de humor fresco, un teatro sin telón, un teatro lleno de paraguas, pero con el mejor forillo que jamás podría pintarse ni esculpirse. Un teatro donde el público está al alcance de tu mano para compartir mucho más que sólo tus coplas, donde te ofrecen un paraguas para guarecerte de la lluvia, donde aunque caiga "la del veri", todos aguantemos el chaparrón, porque lo que queremos es cantar o escuchar lo que te cantan, donde todos confiamos que la lluvia se irá en cualquier momento y podremos disfrutar mejor, pero que si no pasa eso y a pesar de la dichosa lluvia, todos intentamos pasar un ratito difícil de olvidar.

Porque si tú no estuvieras ahí, como dice mi amigo Antonio Grimaldi, en esa esquina cada año, esperando al coro o a la agrupación que te gusta, pues posiblemente no estaríamos tampoco nosotros. Posiblemente sin esos buenos aficionados que año tras año se echan a la calle para escucharnos no existirían las agrupaciones, al menos las callejeras, porque tú, con tu ilusión y tu afición haces que me sienta orgulloso al ofrecerte nuestro repertorio y que cada año pongamos mucha pasión y entreguemos nuestro corazón a todos ustedes los aficionados que, a pesar de las inclemencias del tiempo, salen para darnos esa fuerza y la vitamina suficiente para volver los próximos carnavales, con la esperanza de que nuestro reencuentro en ese gran teatro, que sin duda es la calle, sea más mágico si cabe, y así volvamos a gritar todos VIVA EL CARNAVAL.

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