El pelotazo

Con permiso, buenas tardes...

EN los últimos días he venido escuchando ciertas coplas a Antonio Martínez Ares, escritas como consecuencia del "desprecio" con el que el comparsista y pregonero habla del Carnaval. Dicen los entendidos que Antonio no debería hablar así de una fiesta que tanto le ha dado. Será que esos entendidos piensan que no ha existido simbiosis y Antonio no ha aportado nada al Carnaval. Mi relación con él es correcta y creo que la admiración es mutua, pero creo entender a Antonio Martínez Ares y su forma de hablar del Carnaval.

Me parece que Antonio no habla del Carnaval, sino de todo lo que lo rodea. Antonio desprecia el fanatismo, a los radicales, a los envidiosos, a los aprovechados, a los cobardes, a los oportunistas, a los revienta actuaciones… y me paro aquí porque esto parecería el anuncio de la Coca Cola. Martínez Ares seguro que no desprecia ni a aquellos a los que le gustaron sus coplas ni a los que no le gustaron y se lo calló (o incluso se lo dijo educadamente). El Carnaval de Cádiz, como ya dije, es un ente abstracto y se compone de cosas tangibles e intangibles. Dentro de estas cosas hay (como en toda fiesta) cosas maravillosas, cosas buenas, malas y hasta repugnantes. Antonio rechaza toda la porquería que merodea a esta maravilla que es el Carnaval. No se trata de no saber aceptar las críticas, no es ese el tema, créanme. Como todo en la vida, se trata de poner las cosas en una balanza, y cuando la porquería puede más que las gratificaciones, es hora de recoger y marcharte a casa. Algunos lo hacen en silencio, dándole vueltas a la cabeza, y otros se van mostrando abiertamente su rechazo. Es el caso de Antonio. Es más, creo que hasta se queda corto. Yo, repito yo, jamás le he escuchado un insulto hacia nadie, solo mostrar su rechazo a una posible vuelta y mostrar su quemazón. Yo estoy seguro que todos esos que critican a Antonio, más de una vez han reflexionado sobre la misma porquería de la que se queja Martínez Ares. Yo lo he hecho. Las cosas, cuanto más se conocen, más se pueden criticar. El Carnaval tiene una parte oscura, casi negra, que solo conocemos los que estamos detrás del telón. Un amigo mío lo definió con una frase genial y cinematográfica: "Al carnaval no le sienta bien el plano corto". Todos los que estamos aquí lo hacemos porque, hasta ahora, nos compensa más lo bueno que lo malo. El día que no sea así… Puerta, Camino y Mondeño.

Antonio ya se le desequilibró su balanza hace tiempo y tiene todo el derecho del mundo a renegar de lo que no le gusta. No del Carnaval, ojo, sino de su cara oculta, que no sólo la luna de Pink Floyd la tiene.

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