Nadie se atreve a poner el cascabel al gato. En Cádiz no hay un alma caritativa que les diga de una vez por todas a autores y componentes de las agrupaciones que son muy malos. Que no saben componer ni cantar.

En todas las ciudades de España existen unos lugares llamados Conservatorios de Música. Profesores de enorme experiencia pasan años enseñando a cantar a sus alumnos y a pesar de ello solamente consiguen un nivel medianamente aceptable. Aquí, sin embargo, el que es capaz de cantar en una peña ya es un figura.

No vocalizan. Llevo años clamando en el desierto sobre esta materia. Nadie se entera de lo que cantan las agrupaciones. Los comparsistas empiezan despacito, pero cuando se les pone 'la piel de gallina' aceleran las letras y atropellan las palabras.

Las músicas son ramplonas. Y solamente adquieren algo de calidad cuando el autor, bajo cuerda, introduce algunos compases de autores de otros tiempos.

¡Y las letras! Para escribir hay que leer primero, y la biblioteca de los comparsistas se reduce a los libretos de anteriores agrupaciones.

¡Y los mensajes! El otro día una agrupación aseguraba seriamente que para la crisis lo mejor es "echar cojones".

Por lo visto quiere que los parados coman criadillas.