En plena preparación de unas setas de cardo con gambones al ajillo en los fogones de El Cañón, el autor carnavalesco Luis Ripoll Lázaro atiende la llamada de este Diario, se transforma en un indignado del Carnaval y se muestra en contra de la intolerancia, "también de parte del colectivo carnavalesco, que no admite la crítica y a veces la confunde con el insulto". También le indignan los que miran a los demás por encima del hombro, el pasotismo de la generación que hemos creado, ver la misma pancarta demandando trabajo en Astilleros desde hace 35 años y sobre todo "los que no contestan a un '¡Buenos días!". Luis Ripoll se inició en el Carnaval en 1971 con la comparsa 'Los nuevos del sur', a la que siguió al año siguiente 'Los golfos', 2º premio. Posee el Antifaz de Oro y el Baluarte del Carnaval de la Fundación Cruzcampo, y este año presenta al concurso la comparsa jerezana 'La tripulación', y la letra del coro 'Los señores de la naturaleza', de la peña La Salle Viña. Considera que el Carnaval está estancado en los últimos diez años y que necesita un cambio de rumbo, ya que no se critiquen otros temas que no sean las dos españas, el bipartidismo, lo que a su juicio se debe borrar para ser más tolerantes. Por el contrario apunta que se está perdiendo la crítica a los temas locales, porque no se evoluciona en las letras, "lo que también me indigna". Ripoll mantiene que el Carnaval, en el que lleva inmerso más de 40 años, es una afición y que por eso su trabajo prima siempre sobre la misma, mientras que ultima unas albóndigas en salsita de la abuela para los aperitivos de sus clientes en la taberna de la plaza del Cañón.