Bahía de Barbate

En la distancia

En multitud de ocasiones oí hablar de lo mal que se pasa estando lejos de la tierra que te vio nacer, y ahora que me encuentro en esta situación sé que nunca podré encontrar las palabras exactas para que quien no lo haya experimentado, lo pueda llegar a entender. Pero si es verdad que muchas veces aun estando tan lejos de lo nuestro nos podemos sentir cerca, y una de esas ocasiones es (en mi caso) cuando se acerca el carnaval.

Durante un mes (días arriba, días abajo) parece que no me he ido, parece que estoy en casa, calentito, después de llegar del trabajo, acurrucadito en el sofá delante de la estufa escuchando la radio. Y en realidad es lo que hago, sólo que a kilómetros de distancia, aun así, aun estando lejos siento que estoy en Cádiz.

Los comentaristas detallando a la perfección los tipos de las agrupaciones que están en escena, las opiniones de los asistentes a la sesión del Falla de esa noche, las sensaciones de los componentes de cualquier agrupación, antes o después de su actuación, de fondo el rugir del gallinero justo antes de que Eduardo (con la voz que le caracteriza) presente a uno de los grupos llamados punteros… ¿Quién me puede decir que estoy lejos o cerca? estoy seguro que estoy más cerca que muchos que viven allí.

Después de cada actuación investigo en muchas de las páginas Web dedicadas a la gran fiesta de Cádiz, veo vídeos de la televisión local, puedo ver con mis propios ojos todos los detalles de los tipos que se presentan en el teatro, leo las opiniones de los aficionados, y en muchas ocasiones leo las estupideces de algún que otro personajillo que sólo quiere machacar a tantos grupos que llevan meses de trabajo, igual que si estuviera en la barra de cualquier bar.

Existe un momento concreto del concurso en el que cualquier gaditano siente lo mismo que siento yo, aquí no hay diferencias, todo aficionado que quiera saber al instante las agrupaciones que pasan a la siguiente fase del concurso, lo tiene que hacer por la radio: “En la ciudad de Cádiz siendo las…” Ese cosquilleo, esos nervios por escuchar a tus agrupaciones favoritas, eso se siente igual estés donde estés. Hasta ahora todo te hace pensar que estás en la Tacita de Plata, aunque no puedas acudir al Gran Teatro Falla, aunque no puedas oír a las agrupaciones haciendo pasacalle por debajo de tu balcón, aunque no puedas esperar impaciente la salida de un amigo al que dar un abrazo de felicitación después de su actuación en el Falla, aun así la distancia durante el mes de concurso se soporta mejor.

El concurso concluyó y sólo queda disfrutar durante nueve días de la risa de un niño cuando se enfunda en su disfraz para acudir al pregón, escuchar las primeros notas de una guitarra, el tres por cuatro de la caja y el bombo de cualquier ilegal, oír un maravilloso tango a lomos de una batea, noches de relente y humedad en ese tablao de la Viña,... Pero no estoy en Cádiz y sólo me queda el consuelo de esperar que lo que algún día sentí lo volveré a vivir.

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