Eran otros tiempos. Ir a la final del Falla suponía pasar una prueba que ríanse ustedes del programa 'Supervivientes'. Colas de varias noches formaban los aficionados para conseguir una localidad, cuando el internet era una utopía. En la imagen, un grupo en la cola formada en la calle Javier de Burgos a la vuelta del Cine Municipal, donde se vendían las entradas ese año (que debe ser mediados de los 80).
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