LA generación de jóvenes autores de comparsas, Bienvenido, Cheza, Tovar, Rivero, etc, ha demostrado suficiente calidad para alzarse con los correspondientes premios, pero tal vez lo más importante sea que están abriendo una nueva vía y explorando territorios expresivos siguiendo la senda que, de alguna manera, abriera Antonio Martínez Ares y que culminara con el musical La Gran Final.

Los pregones de Selu y de Bienvenido coinciden en la utilización de una big band (Selu) y una banda de rock andaluza junto a los Caballati (Bienvenido) que, como fusión, amplían las posibilidades expresivas de la comparsa que se convierte en algo más y que, según qué letras y qué músicas, mejora el producto final. Como antecedentes tenemos los respectivos pregones de Javier Ruibal y Pasión Vega con la colaboración de Jesús Bienvenido, por cierto.

Puede que sea la apertura de unos caminos que lleven al mundo del show, o bien al terreno de cantautor (carnavalesco). Si en su estupendo Pregón, Selu se tira por el espectáculo, por el mundo de la interpretación de sus conocidos estereotipos, el también estupendo Pregón del Momo fue, en buena parte, un recital del cantautor Jesús Bienvenido incorporando incluso la voz genial de David Palomar entonando con su particular aire flamenco un pasodoble de Paco Alba sin faltar unos magníficos toques cuarteteros al transformarse Momo en un Don Juan que "conquista" a la vieja cachonda de Doña Cuaresma, que por fin vimos en escena, encarnada por Octavio Linares.

¿Es esto bueno? Ante esta posibilidad cabe la eterna división del público pero al menos, más allá del carnaval y como espectáculo veraniego es perfectamente repetible, con las consiguientes adaptaciones, el show de Selu o el de Bienvenido.

¿Se está abriendo paso un nuevo concepto de comparsa?

Dos apuntes para terminar:

1.- Es plausible la iniciativa de la Asociación de Autores de proclamar el fallo final con el público en sus asientos reinando la normalidad en todo momento y evitando las tristes imágenes del teatro vacío sólo con los miembros del Jurado Oficial con sus abrigos, ducha de papelillos incluida.

2.- Hay que hacer público reconocimiento a quienes son el alma mater de estos concursos a los que echan cariño a raudales. Me refiero a Lola Garrido, a Charo Cantero y su equipo, junto al otro equipo que dirige Miguel Ángel Fuertes que hacen posible lo imposible. Algunos dirán qué forma parte de su trabajo, pero a los trabajos se le puede echar cariño, dedicación, eficacia y entusiasmo (o no) necesarios para que las cosas funcionen (o no). Y en este caso funcionan perfectamente.