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DOÑA CUARESMa

Teófila: toma nota

HOY no quiero escribir un artículo negativo. Hoy quiero hacer sugerencias positivas para que nuestra ciudad recupere sus tradicionales fiestas, convertidas actualmente en un Carnaval hortera y lleno de mamarrachos.

Comprendo que Cádiz no pueda tener feria. Lo cierto es que un paseo de caballos por Canalejas es algo difícil de digerir y que a la mayor parte de los gaditanos el traje corto no les sienta bien. La verdad, no me imagino a José Blas o a Pérez Peralta con sombrero de ala ancha, pantalón ceñido y la paquetería recogida junto al muslo izquierdo.

Pero aunque no tengamos feria podemos tener casetas. Unas buenas y espaciosas casetas podían ser una solución para el Carnaval.

Una caseta particular ofrece grandes ventajas. De entrada no tener que compartir la alegría con un fulano de Tomelloso que se empeña en que lo más divertido del mundo es darte con un matasuegras en la oreja.

Una caseta particular nos permite beber vinos sin remontar y cerveza en vasos de cristal. Una caseta, con seguridad en la puerta, nos permite disfrutar de la fiesta sin codearnos con indeseables.

Cada caseta tendría su ambiente. En la mía habría discos de Karina y Los Brincos y un cartel en la puerta:

"No se admiten comparsas"

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