HE de reconocer que me sorprendio la noticia de que Metropolitan TV emitiría el Concurso. Me sorprendió de entrada y pronto vi muchas explicaciones y argumentos. Ninguno relacionado con el Carnaval. Ni con el bien de la fiesta. Una vez más, desde el Ayuntamiento se hace algo que interesa muy poco a nuestro Carnaval y le beneficia aún menos. Al Carnaval, digo.

Porque, ¿qué interés tendrá que se vea la fase preliminar en toda Andalucía? Con la paupérrima calidad que años tras año se muestra en esta clasificatoria y lo que en detrimento de la imagen de nuestro Carnaval, de nuestras coplas y de nuestras agrupaciones va que se pueda seguir en vivo y en directo desde cualquier rincón de la comunidad. Al fin y al cabo, durante el tiempo que está una agrupación en el escenario su actuación, sus coplas y repertorio, es el Carnaval de Cádiz porque es la que se emite y transmite. Encima le facilitamos la publicidad. Y esa imagen queda ahí.

Además va completamente en contra de lo que se abre paso. Cuanto más se emita un repertorio más se quema. Cuanto más se quema menos gusta o menos funcionan los chistes. Cuanto menos gusta y menos funcionan los chistes menos ganas hay de escucharlo y menos hace reír. Cuantas menos ganas de escucharlo hay menos se escucha y se sigue y menos pasión pone el aficionado. Consecuencias: silencios de duelo del oeste y mal ambiente en la final, cansancio del público y peor imagen para el Concurso y para el Carnaval.

Claro que muy poco después de enterarme de la noticia tres ideas me vinieron a la mente. Una, que suena a querer purgar el pecado de la barbaridad que se ha hecho este año con la venta de entradas, al castigar de la manera que se ha hecho a los aficionados de fuera vendiendo por internet 'las sobras'. Esta historia daría para otro artículo, pero ese ejercicio de chouvinismo barato y caducado y la imagen dada en el año del Bicentenario ya no tienen arreglo.

Lo segundo que me vino explicaba la elección de Agustín Bravo para presentar las retransmisiones en Onda Cádiz, porque por muy bien que lo haga, que no lo puedo juzgar aún, la elección es cuando menos llamativa. No creo, ni de lejos, que controle el mundo del Carnaval como Germán García o Manolo Camacho; y mucho menos que sepa de los entresijos de ésto como Antonio Martínez Ares, se moje más o menos.

Y el tercer pensamiento aún me alarmó más. Viendo lo de la negociación de Canal Sur y la importancia que para la televisión pública tiene a nivel de audiencia, ingresos y, porqué no decirlo, prestigio, la retransmisión del Concurso el Falla se convierte en un arma política de primer orden a las puertas de unas elecciones autonómicas. Da igual que se queme el Carnaval, que la imagen de la Fiesta quede por los suelos, que las agrupaciones tengan que sufrir ver cómo sus repertorios se queman y no función y como el aficionado se hastía en el Falla. Lo importante es lo importante.

No sé de qué me sorprendo. Ni porqué me sigo sorprendiendo.