El pelotazo

Libertad de expresión

ME ha sorprendido bastante la exhibición de pancartas en el Teatro Falla por parte de ciertas agrupaciones pidiendo 'Libertad de Expresión', como consecuencia de la denuncia presentada por la Policía Local contra 'El Taca', por una de sus letras. Vaya por delante que, evidentemente, no me alegro de que un compañero esté pasando por este mal trago, pero… vayamos por partes.

La libertad en nuestro concurso de carnaval es tal que los autores podemos cantar lo que nos venga en gana, y les aseguro que todos los años se escuchan (no muchas, pero haylas) auténticas barbaridades. Aquí no se piden letras por escrito previamente y la libertad de expresión y de actuación es total.

Lo que también tenemos que tener en cuenta los autores es que nuestras letras pueden molestar, cabrear e incluso indignar a quienes son víctimas de ellas. Del mismo modo que existe libertad para escribir y cantar existe la libertad de denuncia del que se sienta agraviado en nuestras coplas. Los calificativos son lo de menos. Alguien se puede sentir ofendido si le llamas en una copla mafioso, fascista o traidor, pero también si le dices "moña", "tontorroncito" o "carajote". La vara de medir esa ofensa sólo la tiene el destinatario de la copla.

Posiblemente aquí haya faltado algo de mano izquierda de mis queridos 'locales'. Se podría haber exigido una rectificación a los del 'El Taca' antes de meterle la denuncia. Lo que sí tengo absolutamente claro es que el mismo derecho tiene este autor en llamar fascistas y chulos a los policías (si así lo cree) como los policías en sentirse agraviados por ellos y presentar la pertinente denuncia. Esto es democracia pura y dura. No le busquen otro sentido porque no lo tiene. También será posible que el juez acepte o no esa demanda, pero todo ello basado en los más elementales principios democráticos que, afortunadamente, rigen nuestro carnaval y nuestra sociedad.

Dicho todo esto, me parece completamente ridículo exhibir pancartas en el Falla reclamando lo que ya tenemos. Acciones como esa no hacen sino demostrar el desconocimiento que muchos de los carnavaleros tienen del funcionamiento de nuestro sistema.

Tenemos dos opciones: o nos dejamos del "todo vale" o aceptamos el "todo vale" con todas sus consecuencias. La decisión está en manos de cada autor. La mejor censura siempre es la autocensura, por ser la más razonada e imparcial que te puedes encontrar.

Espero y deseo que todo esto quede en nada, por el bien de un compañero y por el bien de un colectivo. Invito a ambos a sentarse para mediar una solución. Ya digo, ojalá quede en nada. Y si queda en algo, al menos que se nos quede en una seria reflexión.

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