Carnaval

El Carnaval más gamberro toma las calles de El Pópulo y sus alrededores

  • Decenas de agrupaciones dan la bienvenida a la Cuaresma colapsando el laberinto de callejas del barrio más antiguo de la ciudad · La masificación de grupos y espectadores, tónica general un año más

La llegada de la Cuaresma, lejos de aplacar los instintos más primarios de los carnavaleros gamberros, los ilegales, no hizo sino multiplicar su hambre de calle. Con la caída de la noche fueron decenas de agrupaciones las que fueron tomando cada uno de los rincones de El Pópulo y sus alrededores en buscan del resquicio de pared más propicio para lanzar sus coplas al aire.

Para llegar al epicentro del barrio, la Casa del Almirante, había que echarle paciencia. Por allí se encontraban cantando las recién casadas de 'Te lo dije... la suerte de la fea'. Junto a ellas esperaban turno los que menos ligan de Cádiz, 'Ración de boquerones'. Y la verdad es que viendo la carita y la hechura de más de uno de ellos se explica que no se coman ná. Por el Arco de la Rosa penetraban hacia los intestinos de El Pópulo los veteranos carnavaleros y carnavaleras de 'La Pepa y su bicentenario', desconocedores, a buen seguro, de lo que se iban encontrar unos pasos más adelante.

Por cierto, no se si este Carnaval coincide con el aniversario de la muerte de Jacques Cousteau, pero anoche se podían contar hasta seis agrupaciones -legales e ilegales- vestidas de hombres rana. 'En el fondo somos los mejores' o' Por motivos naturales no fumamos en horarios laborales' eran dos de ellas.

La noche me confunde y no tengo claro si había más gente cantando o poniendo el oído para escuchar algo, porque cuando en diez metros a la redonda están sonando cinco bombos, cinco cajas y cincuenta gachones y gachises al unísono, lo único que hay es jaleo. ¡Pobres vecinos! Por esta misma razón, y viene siendo una práctica habitual en los últimos años, muchas ilegales han decidido alejarse del meollo para ubicarse en calles aledañas, menos transitadas y sobre todo menos ruidosas. 'La Cristipandi', 'Los idos de la olla', 'Más hípico no lo hay', los políticos de 'Vota PVC' y 'Los serranos' optan por tirar para la Catedral, la calle Pelota o Marqués de Cádiz, donde no hay que gritar tanto y se puede cantar con más gusto. Aunque algunas callejeras decidieron alejarse mucho más de cualquiera de los arcos de El Pópulo y tras salvar, no sin complicaciones, la obra de San Juan de Dios, se estiraron hasta las calles Nueva y San Francisco.

Con la transición de la noche a la madrugada se fue acabando lo bueno para dar paso a lo menos bueno. La botella y el bocinazo se apoderaron de las calles del barrio que por unas horas, sólo por unas horas, se convierte en la esencia del Carnaval de Cádiz.

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