Con la cara partía

Alias

NO sé si es una herencia de la época en la que el carnaval era asunto chabacano de la gente humilde o es un juego pero el asunto es que en el mundo del carnaval es frecuente el uso de sobrenombres para dirigirse a los autores o los componentes, cosa que no ocurre en la Semana Santa, por poner un ejemplo cercano. Igual hasta las mismas personas que son conocidas en el Falla por un alias , cruzan la calle y ya son Don Fulano o Don Mengano. No es que me parezca bien ni mal, constato un asunto que me llama mucho la atención. Hasta gente conocida por su apellido se le antepone el artículo determinado delante y ya son El Gómez en vez de José Manuel Gómez, por poner un ejemplo. Comprendo que en la época del Batato o el Tío de la Tiza fuera normal el alias pero ahora tiene un aire un poco canalla, casi tabernario. Hubo un tiempo que salir en carnaval era visto como asunto para gente de bajo nivel. Recuerdo mucho a Manolo Grimaldi, un ordenanza de Diputación con una voz de bajo espectacular, que salió en Los bichitos de luz y no volvió a salir porque un presidente de Diputación (creo que Álvaro Domecq) se lo prohibió porque desmerecía el nivel de la institución para la que trabajaba. De esa época viene el ingenio para usar utensilios de la vida cotidiana en los disfraces (cajas de arenque, corcho quemado, arpillera, colchas, coladores, etc). También de esa época vienen los lavaeros , lugares que ya no existen en Cádiz porque en todas las casas hay una lavadora automática y ahora se han convertido en áticos. Por cierto, los lavaeros eran en Cádiz lo que luego han sido los garajes en California: el centro de la innovación.

Una familia de motes que a mí me llaman la atención son los que empiezan por el cara, como por ejemplo: Carapapa (de tradición familiar, seudónimo que ha servido para bautizar a una comparsa), Carapalo, Carota, Caracorcho (Cañamaque). El otro día me sorprendió ver un componente de agrupación conocido por El Soleta, sobrecogedor nombre que no sé si viene de la herramienta. El Pellejo, El Chupa (este es bastante sorprendente, no sé si tiene que ver con una cazadora de cuero, con la acción de sorber o con la delgadez), El Yuyu(¿tendría miedo o daría miedo?), El Gordo (antes El Tuno), El Caracol (otro de herencia familiar), El Libi (también heredado, de la levita de su padre. Por cierto ¿cómo se cambió la uve por la be?), El Largo, El Guaperas, El Becario, José de Cádiz, El Love, El Cabra, El Sheriff, El Cascana(¿qué querrá decir esto, dios mío de mi alma?), El Petra, El Chimenea, El Pelahigos, Catalán(son unos cuantos), Macgregor, El Rubio del Aceite, El Molondro, Agüillo, El Masa, El Astro, El Brujo, Fletilla, Chatín, La Moniata, El Chova, El Carajín y un largo etecétera que parecen sacados de un parte policial. A veces, en esa sinécdoque que se emplea en los periódicos para poder titular, el mote suple el nombre de una agrupación. Cada año la única manera de identificar la continuidad de la agrupación es con un nombre tipo Coro de los Niños. Pero a veces son Los del Sheriff, Los del Gordo, Los del Love. Incluso El Gordo a secas, tomando la parte por el todo.

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