Cádiz CF

Una portentosa exhibición

  • Salvi cotiza al alza tras firmar su mejor partido de amarillo y azul

Salvi se escapa de un contrario durante el encuentro contra el Sporting de Gijón.

Salvi se escapa de un contrario durante el encuentro contra el Sporting de Gijón. / lof

El Cádiz interpretó una melodiosa sinfonía en el estadio El Molinón. El equipo deslumbró por su seriedad a nivel colectivo y en el plano individual sobresalieron todos los futbolistas con un juego coral que destrozó al Sporting de Gijón. En la línea de brillantez general destacó la portentosa actuación de Salvi. El sanluqueño no pretende ser el director de la orquesta. No quiere la batuta. Tiene hambre de balón y con el esférico es feliz. Con la pelota en sus pies formó el taco, como si fuese el encargado de una percusión con la que no paró de hacer ruido. Un ruido escandaloso y a la vez armonioso, como una estrella de rock que hizo temblar a la defensa asturiana con sus continuas internadas. Una vez, otra, y otra... Una exhibición de velocidad, de desborde, una auténtica pesadilla para el adversario. Fue, quizás, su mejor partido en el Cádiz.

El persistente martilleo del Usain Bolt de Sanlúcar fue el vivo reflejo de la superioridad de un Cádiz con las ideas tan claras como enormes son los pulmones del extremo. Y es que el 7 cadista pasado el minuto 90 todavía seguía dando guerra arriba y abajo, con la batería a tope como si el partido acabase de empezar. No sólo galopó por su banda, la derecha, en busca del área contraria, además le echó un cable a Servando en labores defensivas para terminar de desanimar a un Sporting desnortado. El mejor ejemplo de la exhibición de Salvi se extrae de la última acción del partido, cuando entrado en el 94, después de la paliza que se había pegado, controló el balón, entró en el área y sirvió a Barral para que el isleño rematara la faena. Fue la segunda asistencia del extremo, que antes había centrado en el origen del gol de Álvaro García.

Salvi empezó como un tiro y acabó como un tiro en El Molinón, ajeno al dolor que había padecía en una rodilla tras una dura entrada que sufrió dos semanas antes en Almería, donde firmó un doblete que devolvió al Cádiz a la deseada senda de la victoria. Salvi se reivindica en el año de su explosión, el segundo en la categoría de plata y con la atenta mirada de ojeadores que no le pierde de vista. El sanluqueño cotiza al alza y el cadismo reza para que siga vestido de amarillo y azul después del mercado de invierno.

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