Cádiz CF

En el nombre del padre

  • Alain Ribeiro, hijo del inolvidable ex portero cadista Armando, tiene 19 años y juega en el CD Vitoria, con el que acaba de ascender a Segunda B

En el nombre del padre

En el nombre del padre

Alain Ribeiro, hijo del inolvidable ex portero cadista Armando, empieza a hacer ruido del bueno en el mundo del fútbol. Este centrocampista de solo 19 años juega en el Club Deportivo Vitoria -filial del Éibar-, equipo que el pasado fin de semana consiguió el ascenso a Segunda División B. Alain es un prometedor jugador de raza vasca y corazón cadista y gaditano. La doble influencia de su padre, uno de los mejores cancerberos que han pasado por la portería del Carranza. Aquel pequeñín que recién estrenado el actual siglo acudía a buscar a su aita (padre en euskera) a las puertas del campo es un recuerdo fresco para los que tuvimos la ocasión de ver los lazos que ya unían a ambos.

Alain se hace adulto y ya dejó atrás la mayoría de edad. De los juveniles del Danok Bat a un Tercera con serias aspiraciones, el CD Vitoria; nada menos que el filial de un Primera como el Éibar. Esta temporada ha llegado a entrenar con el equipo armero. Con el Vitoria firmó el pasado domingo la hazaña de subir a Segunda B. A lo largo de la campaña no ha tenido una participación notoria, pero ha jugado en Liga y en la fase de ascenso. No todos los jugadores de 19 años pelean un ascenso a la división de bronce.

Armando era portero, un gran portero, y defendió la portería del Cádiz entre 1998 y 2008 en las tres primeras divisiones nacionales. Uno de los mejores entre palos en las últimas décadas dando la cara por el escudo cadista. Alain es mediocentro, zurdo y dominador del juego aéreo. Del tal palo tal astilla, pero nada que ver en cuanto a estilos de juego dentro del enamoramiento y la pasión que comparten por el balompié. La raza está, va de la mano con la profesionalidad, la entrega y el espíritu como eterno león. Así era el Armando portero. Así es el Alain futbolista.

El hijo de Armando ha dejado de serlo a efectos profesionales. Con el ascenso del pasado domingo se ha ganado ser Alain Ribeiro. Una promesa que ha jugado en las secciones inferiores de la selección de Euskadi, y que guarda el perfil de pivotes defensivos con galones en la zona ancha como el osasunista Mikel Merino o el cachorro Mikel Vesga. Alain muestra lo que tiene en sus botas, en su cabeza perfectamente 'amueblada' y en su corazón mitad rojo, mitad amarillo. Tiene mucho fútbol por exhibir y por conquistar.

Esta temporada, en el grupo vasco de Tercera, Alain ha coincidido con su padre más allá del salón o la cocina del domicilio familiar, o las calles de Sopelana. Lo hicieron en partido oficial; Alain como jugador del Vitoria y Armando como preparador de porteros del Basconia. Nunca una derrota fue tan dulce como aquella porque el hijo superó a su aita marcando el gol del triunfo.

La responsabilidad de Alain va más allá del fútbol. Estudia Magisterio porque sabe que el balón no es un camino seguro ni solvente si no se llega a la élite. Muchas veces papá, su aita, le explicó lo que se sufre en la portería. Un mensaje que caló en Alain y en su hermano, Iban, que es cadete y delantero. Ninguno quiso guantes salvo para mirar con orgullo los de su padre, aquellos que detuvieron tantos balones y cerraron la ilusión de los rivales para que creciera la leyenda del León de Sopelana. Aquel inolvidable y entusiasta portero que es hoy padre de dos cachorros de corazón rojo y amarillo.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios