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El líder, con lo puesto

  • El conjunto amarillo comienza la defensa de la primera posición con ocho bajas y un complicado examen en el estadio Carlos Tartiere frente a un potente adversario

El Cádiz comienza en la quinta jornada de la Liga 1|2|3 la defensa del liderato que atrapó hace nueve días y lo hace con un exigente examen a domicilio frente al Real Oviedo a partir de las seis de la tarde en el estadio Carlos Tartiere, ofrecido en directo por televisión a través de Movistar Partidazo, Vodafone, Orange y Bein Sports.

El conjunto amarillo afronta por primera vez en más de 12 años un encuentro situado en la cabeza de la clasificación de Segunda División A con la ilusión por bandera pese a las adversas circunstancias, inmerso en su momento deportivo más dulce pero a la vez condicionado por las múltiples bajas con las que se presenta en el Principado.

Hasta ocho ausencias acumula el equipo que desempeña el papel de visitante, algunas de ellas de peso, como la de Álvaro García, el jugador más cotizado de la plantilla, que no se ha recuperado del fuerte golpe que sufrió en el envite frente al Nástic de Tarragona. Tampoco está disponible Marcos Mauro, que ha participado todos los minutos en la Liga. Los dos se pierden la cita por lesión, al igual que Dani Romera, que también ha caído a lo largo de la semana por problemas físicos, y Lucas Bijker, baja de última hora.

Los cuatro se unen a las habituales ausencias de Khalifa Sankaré, José Mari, Alberto Perea y Rubén Cruz. El roteño es el único de esos cuatro que ha jugado este curso -poco más media hora en la jornada inaugural-.

Casi un tercio de la plantilla no está preparada para el partido por motivos médicos de distinta índole y hoy más que nunca el Cádiz necesita aplicar sin remedio el principio básico de que lo colectivo está por encima de lo individual para prolongar una semana más su condición de invicto. La trayectoria hasta ahora no puede ser más sólida: diez puntos en cuatro jornadas fruto de tres triunfos -contra el Córdoba, el Lugo y el Nástic de Tarragona- y un empate -ante el Alcorcón- y adelante en la Copa del Rey tras dejar en el camino al Almería. Enfrente, un Real Oviedo que lleva la mitad de puntos -cinco- en la zona media de la tabla -undécimo- aunque empuja de lo lindo en su feudo arropado por su fiel hinchada pese a la derrota inicial frente al Rayo Vallecano (2-3), enmendada luego con un claro triunfo sobre el Reus (3-0).

Todo lo que no sea perder será un buen resultado para los amarillos, que no renuncian a sus señas de identidad y comparecen con la la teoría aprendida de carrerilla: intensidad desde el pitido inicial hasta el final, espacios cerrados en su parcela, orden milimétrico sobre el césped, defensa global desde el hombre más adelantado hasta el más cercano a la propia portería y, por supuesto, salida con velocidad para sorprender al adversario, como ya hizo con máxima eficacia en Córdoba y Lugo.

Esos elementos de permanencia ilimitada conforman las claves del juego del Cádiz con independencia de los once que salten al terreno de juego. En el Ángel Carro llegó con piel de cordero sin la presencia del extremo utrerano y no sólo ganó -gol de penalti marcado por David Barral- sino que pudo haber conseguido una goleada de escándalo con un poco más de acierto en el remate.

Los de Cervera defienden la primera plaza ante el peor rival posible si se tiene cuenta la historia reciente. El cuadro carbayón fue uno de los dos equipos -el otro fue el Real Valladolid- que la pasada temporada doblegó a los gaditanos en los dos enfrentamientos ligueros -0-2 en el Ramón de Carranza y 2-1 en Asturias- y en la campaña anterior -la 2014/15- ascendió tras superar al Cádiz en la eliminatoria entre campeones de grupo de Segunda División B -1-1 en el choque de ida y 0-1 en la definitiva cita de vuelta-.

No trae buenos recuerdos al universo cadista el cuadro ovetense, aspirante sin rodeos a dar el salto a Primera y por ello con mucha más presión que el equipo de Álvaro Cervera, abrazado al prudente discurso del reto de la continuidad en la categoría de plata antes de pensar en otros objetivos más golosos.

Las numerosas ausencias no obligan, pese a todo, a Cervera a hacer demasiados retoques en la alineación. El entrenador mantiene el bloque de la semana pasada, en principio con nueve jugadores con plaza fija: Alberto Cifuentes, Javier Carpio, Servando, Brian Oliván, Jon Ander Garrido, Rafidine Abdullah, Salvi, Aitor y David Barral. Quedan cubrir la plaza de central que deja libre Marcos Mauro y la de mediapunta. El entrenador debe decidir entre Kecojevic y Mikel Villanueva como acompañante de Servando, una incógnita que se resolverá poco antes del encuentro.

El hecho de que el isleño y el montenegrino formaran pareja en el choque copero puede ser una pista, aunque no definitiva. Si el técnico se decide por el venezolano, sería su estreno oficial en el Cádiz.

Para el puesto en tres cuartos la referencia está en la visita al conjunto lucense, cuando Nico Hidalgo se desenvolvió por la derecha y Salvi y Aitor se intercambiaron posiciones entre la banda izquierda y la mediapunta. Otra solución sería apostar por dos puntas, con Carrillo junto a Barral, sin descartar la opción de Moha Traoré al lado del ariete de San Fernando.

Pese a las bajas, Cervera dispone de un pequeño margen de maniobra con el reto de que nadie se acuerde de los que no están. Es hora de tirar de plantilla. El Cádiz acude mermado pero dispuesto a crecerse ante la adversidad, a darlo todo para seguir sumando puntos y, de paso, disfrutar del placer de ocupar el lugar más alto en la tabla. Por qué no prolongar el sueño.

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