Copa del Rey

La ilusión frente a la obligación

  • El Cádiz recibe al Sevilla con el reto de un resultado positivo en un duelo de apariencia desigual

Cuando el caprichoso destino emparejó al Cádiz y al Betis en los dieciseisavos de final de la Copa del Rey, la lógica apuntaba a que sería el equipo entrenado por Quique Setién, militante de Primera División, el que avanzaría a los octavos, y más aún cuando se impuso 1-2 en el partido de ida disputado en el estadio Ramón de Carranza. Nada había que reprochar entonces a un conjunto amarillo que, atareado en el ajetreo de los avatares semanales de la Liga, había cumplido con creces en el torneo del ko -dejó en la cuneta al Almería y al Osasuna en las rondas anteriores, las dos dirimidas a partido único en casa- pero que, lejos de resignarse, acudió sin nada que perder al Benito Villamarín, plagado de jugadores no habituales, y fabricó una remontada milagrosa -victoria por 3-5 en un partido de locos- con la que escribió una brillante página en la historia del club. Un sonoro golpetazo sobre la mesa con el que puso de manifiesto que no hay nada imposible para un equipo que desconoce cuál es su techo.

Aquella gesta con aderezos épicos conduce al Cádiz a una nueva cita copera, la de ahora frente al otro rival de la capital hispalense, el Sevilla, cuya principal novedad está en el banquillo. Los amarillos intentarán amargar el estreno de Vincenzo Montella como entrenador del conjunto de Nervión en sustitución del destituido Eduardo Berizzo.

Antes del comienzo del curso quizás no formaba parte del guión cadista empezar el nuevo año con un partido de Copa que levanta expectación y abre el apetito de la motivación, pero con el riesgo de generar un desgaste poco conveniente con vistas a la Liga. El verdadero objetivo es conservar, el próximo fin de semana, la segunda posición en el campeonato al cierre de la primera vuelta.

El cruce de octavos de final es todavía más complicado para los gaditanos, que se miden a un adversario que, aunque no atraviesa su mejor momento, no deja de ser un equipo de Champions -se enfrentará al Manchester United en octavos- armado con una potente plantilla. El choque de ida arranca a las nueve de esta noche en el Carranza con el claro papel de favorito para un Sevilla que, después del traumático revés que padeció su vecino, está más que avisado de lo que es capaz de hacer el Cádiz.

La escuadra de Álvaro Cervera ya ha gastado la bala del factor sorpresa pero afronta la eliminatoria como un merecido regalo navideño, sin nada que perder y mucho que ganar. Toca disfrutar, competir y que pase lo que tenga que pasar. Lo normal es que caiga pero no renuncia a dar la campanada. La presión queda para la Liga y en este caso, en la Copa, la soporta el contrincante, que sí tiene la exigencia de plantarse en cuartos aunque sólo sea por la abismal diferencia de preupuestos: 212 millones de euros maneja el Sevilla, caso 16 vces más que la entidad cadista (cerca de 13,5 millones).

El reto del Cádiz en los octavos es plantar cara a un rival superior y no dejar de soñar con una hazaña harto complicada. Si tumbar a un Primera ya fue una proeza, liquidar a otro de manera consecutiva sería la repera. El primer paso es mantenerse con vida después de los primeros 90 minutos, si es posible con un resultado favorable, y jugárselo todo a una carta el próximo jueves, día 11, en el Ramón Sánchez Pizjuán a partir de las siete y media de la tarde.

La ilusión del Cádiz contra la obligación del Sevilla. En ese contexto se presenta una ronda que vive un primer capítulo marcado por la cercanía del campeonato doméstico. Los amarillos reciben el sábado al Granada y los blancos disputan nada menos que el derbi hispalense contra el Betis, su eterno rival. La proximidad de esos compromisos invitan a pensar en alineaciones que no serán de gala, al menos en el caso del anfitrión, que afronta el duelo con cuatro bajas, que son las conocidas de Khalifa Sankaré -aún no ha debutado esta temporada- y José Mari -baja para lo que resta de campaña-, más las de Servando y José Ángel Carrillo. El capitán se ha resentido de un golpe que sufrió en la última cita de 2017 contra el Tenerife -fue sustituido en el descanso- y el delantero aún no se ha recuperado del esguince de rodilla que se produjo en el duelo contra el Barcelona B.

Cervera acostumbra en la Copa a dar minutos a futbolistas con menos protagonismo en la Liga y si hoy mantiene ese criterio será el turno de Rubén Yáñez, Rober Correa, Mikel Villanueva -suplente en los últimos partidos-, Moha Traoré, Aitor, Rubén Cruz... La incógnita es si el míster emplea un trivote o se decanta por dos medios como en principio parece para dosificar a los jugadores con vistas a la inminente envite liguero. Quizás sea el turno de Alberto Perea en la mediapunta una vez recuperado de la rotura fibrilar en el bíceps femoral que sufrió el pasado mes de diciembre, el último percance de una temporada accidentada para un jugador que busca la continuidad que no ha tenido en la primera mitad de la campaña.

El preparador cadista tiene que hacer un ejercicio de equilibrismo con el que repartir el esfuerzo entre el encuentro de esta noche y el de dentro de tres días frente al cuadro nazarí. Se trata de ir a tope en cada cita.

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