Cádiz CF

Un frenético estreno de año

  • La escuadra amarilla afronta un duro arranque de 2018 con cuatro compromisos en 12 días, incluido el sobreesfuerzo que conllevan los octavos de final de la Copa del Rey

Un grupo de jugadores del Cádiz hace ejercicios de calentamiento durante una sesión en la Ciudad Deportiva de El Rosal.

Un grupo de jugadores del Cádiz hace ejercicios de calentamiento durante una sesión en la Ciudad Deportiva de El Rosal. / lourdes de vicente

El Cádiz da sus primeros pasos en 2018 con la ilusión en su punto más álgido, dispuesto a seguir dando alegrías a su afición en el tramo más relevante y complicado del curso. Para ello debe mantener el ritmo competitivo mostrado en los últimos dos meses de 2017, en los que no conoce la derrota los fines de semana. Encadena nada menos que nueve jornadas -más de dos meses- en Segunda A sin probar el amargo sabor de la derrota, con un exitoso salddo de siete victorias y un par de empates. Ningún equipo de LaLiga 1|2|3 consigue prolongar una dinámica positiva durante tanto tiempo.

El arranque del año no puede ser más frenético. Es empezar y no parar. El conjunto amarillo afronta un calendario apretado que le reserva cuatro encuentros oficiales en 12 días entre el 3 y el 14. Atrás quedan las cortas vacaciones navideñas y el esfuerzo está garantizado en la vuelta al trabajo. La parte positiva de tanto partido es que tres de ellos los encara en el estadio Ramón de Carranza y el único como visitante consiste en un desplazamiento cercano por carretera que no implica desgaste más allá de los 90 minutos sobre el césped. Una especie de boxing day -con algo de retraso- para la hinchada cadista, a la que le espera un atracón de fútbol en el amanecer de un nuevo año.

Enero irrumpe lleno de curvas, con una bifurcación de compromisos que en principio debe dar juego a todos los efectivos disponibles de la plantilla. Por un lado está la alargada aventura de la Copa del Rey, con la que empieza el año, y por otro emerge la tarea obligatoria de la Liga, la prioridad absoluta para un Cádiz que ha pasado el breve periodo de parón ubicado en una privilegiada segunda posición -de ascenso directo- de la que no se quiere bajar. Ese es el gran reto camino del cumplimiento del objetivo inicial de la permanencia, encarrilado con los 36 puntos que acredita cuando aún resta la disputa de un choque para completar la primera vuelta. Sólo faltan 14 puntos para la cifra redonda de los 50 que permitan poner las miras en logros mucho más ambiciosos.

La primera cita de 2018 pertenece al torneo copero. En los albores de la temporada no podía imaginar el equipo entrenado por Álvaro Cervera que en enero todavía iba a estar inmerso en un evento secundario pero apetecible, que no ganará pero que ofrece una elevada dosis de estímulo. Por estas fechas sólo suelen quedar los clubes de Primera, pero no es raro que se cuele alguno de Segunda A e incluso Segunda B.

Nada más atractivo que enfrentarse a rivales de una división superior, sin la más mínima presión y con todos los ingredientes para disfrutar. Después de dejar en la cuneta al Betis de manera sorprendente -en dieciseisavos de final dio un golpe de efecto al ganar 3-5 en el Benito Villamarín contra todo pronóstico tras haber perdido 1-2 en casa-, ahora se mide al Sevilla en los octavos de final. El de la ida será el primer duelo del año, programado para el miércoles 3 a las nueve de la noche en el Ramón de Carranza. El partido ha levantado una lógica expectación porque los amarillos tienen enfrente a un poderoso contrincante de Primera División que compite en la máxima competición continental, aunque no atraviesa su mejor momento.

La cita no puede ser más estimulante para un Cádiz que, sin embargo, no puede dejar de mirar de reojo al encuentro de Liga fijado para el día de Reyes -el sábado 6- a partir de las seis de la tarde de nuevo en al calor del hogar del Carranza. Los gaditanos cierran la primera vuelta en su feudo contra el Granada, el adversario con mayor poderío económico de la categoría de plata, recién descendido y claro candidato al inmediato regreso a la élite con un plantel de calidad. Se trata de una dura prueba para los jugadores de Cervera, que además parten con la desventaja de haber tenido menos tiempo de descanso que su contrincante tras haber participado en la Copa tres días antes.

El torneo del k.o. aparece de nuevo entre semana. El jueves 11 el Cádiz coge el autobús para presentarse en el Ramón Sánchez Pizjuán al encuentro de vuelta -desde las siete y media de la tarde- contra la escuadra sevillista, clara favorita para meterse en los cuartos de final de la Copa del Rey.

El partido en la capital hispalense está condicionado una vez más por la alargada sombra de Liga, que es lo que de verdad importa, por lo que se prevé que Cervera aplique rotaciones en la alineación, al igual que en la ida, sin perder de vista el siguiente partido del torneo de la regularidad. El conjunto amarillo pone en marcha la segunda vuelta el domingo 14 a las cuatro de la tarde con un encuentro en el que una vez más ejerce de anfitrión, en este caso frente al Córdoba, colista que comparece con la urgencia de escapar de la zona peligrosa. Los gaditanos abrieron la Liga con una victoria (1-2) en el Nuevo Arcángel y el objetivo no puede ser otro que cosechar un nuevo triunfo con el que mantenerse en la zona alta de la clasificación y alimentar aún más el sueño de hacer algo grande.

El Cádiz cierra de ese modo un vertiginoso arranque de año. En la segunda quincena de enero el calendario se normaliza y los partidos se distancian en el tiempo, sólo lo fines de semana -el siguiente es el domingo 21, a las 12 del mediodía, en el campo del Alcorcón- salvo que sea capaz de tumbar al Sevilla y se clasifique para los cuartos de la Copa. En ese caso volvería a competir entre semana. Nada es imposible, aunque lo normal es que sea el equipo de Nervión el que siga adelante.

El esprint sostenido de los amarillos en el comienzo de 2018 se produce además con la anécdota de que los cuatro primeros duelos tan seguidos son contra rivales andaluces: Sevilla, Granada y Córdoba.

La plantilla puso fin a las vacaciones el pasado sábado -30 de diciembre- y empezó a prepararse a fondo para afrontar todo lo que le viene, que no es poco. La ilusión es máxima, como también los es la dificultad, que aumenta con varias bajas por problemas físicos.

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