El Cádiz recibe hoy al Betis en el encuentro de ida correspondiente a los dieciseisavos de final de la Copa del Rey -a partir de las nueve y media de la noche en el estado Ramón de Carranza, ofrecido en directo por televisión a través de Vodafone, Orange y Bein Sports-. El equipo de Segunda División A se ganó el derecho a medirse a un rival de Primera después de dejar en la cuneta al Almería (1-0) en al Osasuna (1-0) en las eliminatorias anteriores a partido único -los dos en casa- que ahora dan paso a un cruce con doble cita -la vuelta en el Benito Villamarín está programada para la última semana del próximo mes de noviembre-.

La evidente diferencia de potencial entre uno y otro concede al Betis, que se estrena esta temporada en la Copa, el indiscutible papel de favorito para pasar de ronda frente a un Cádiz que ha cumplido de sobra en el torneo y al que además el partido de ida le llega en un periodo lleno de dudas, justo cuando atraviesa el momento más delicado en la Liga, en una preocupante línea descendente empujado por una racha adversa de siete jornadas consecutivas sin conjugar el verbo ganar. Todo lo contrario que un conjunto verdiblanco que camina con paso firme en la elite -hace varias semanas llegó a vencer en el Bernabéu al todopoderoso Real Madrid-.

Los locales comparecen en su feudo después de perder (1-0) frente al Huesca con malas sensaciones y los visitantes pisan el césped tras deshacerse (2-0) con solvencia del Alavés en Heliópolis.

No le viene nada bien a los amarillos un enfrentamiento entre semana cuatro días antes de medirse en casa al Rayo Vallecano. Las urgencias en la Liga convierten el duelo copero en un engorro que afronta con la mayor dignidad posible, con espíritu competitivo pero con la mente puesta en el campeonato doméstico. La racha nefasta, que acerca a los gaditanos a la zona de descenso, oscurece el partido contra un contrincante de una categoría superior que, sin embargo, aparece como una oportunidad de recuperar buenas sensaciones antes de volver a la rutina de la Liga. Son 90 minutos para recobrar el pulso, para que la afición se vaya a casa algo más tranquila.

El reto del Cádiz no es tanto tumbar a un adversario de enjundia -una misión harto complicada aunque sin renunciar a dar la sorpresa- como reencontrarse a sí mismo. Una buena imagen, más allá del resultado, serviría para impulsar el ánimo individual y colectivo de cara al envite ante el cuadro madrileño, el que de verdad importa esta semana.

Sobre el tapete se citan esta noche dos equipos con distintas maneras de concebir el fútbol. La velocidad de los amarillos a la contra frente a la querencia por el balón de los verdiblancos, que atesoran un marcado acento ofensivo que obligará a los de casa a cuidar con mimo la parcela defensiva.

El preparador cadista, Álvaro Cervera, recurre a las rotaciones y plantea numerosas variaciones en la alineación. Hoy es el turno de los jugadores menos habituales, desde la portería hasta la delantera. La incógnita es si el entrenador cambia el once de arriba abajo o hace una mezcla de titulares y suplentes. En teoría hoy es el día de Rubén Yáñez, Lucas Bijker, Álex Fernández, Dani Romera... Aire fresco, caras nuevas que disponen esta noche de la oportunidad de demostrar que pueden tener un sitio los fines de semana.

El míster convoca a 21 jugadores, entre ellos el extremo canterano Manu Vallejo, que debutó con el primer equipo en el duelo copero de vuelta ante el Celta en el curso 2015/16. y debe hacer tres descartes. No entra Rober Correa, con molestias. Los futbolistas citados son Rubén Yáñez, David Gil, Carpio, Servando, Villanueva, Kecojevic, Lucas Bijker, Brian, Garrido, Abdullah, José Mari, Álex Fernández, Nico Hidalgo, Moha Traoré, Aitor, Álvaro García, Dani Romera, Rubén Cruz, David Barral y Carrillo, además de Manu Vallejo.

El Betis se presenta también con los menos habituales pero al fin y al cabo con jugadores de Primera División. Quique Setién, que regresa al Carranza cinco años después de ascender a Segunda A con el Lugo, prepara numerosos cambios por dos razones. La primera dar descanso a los hombres que acumulan más minutos. La segunda, disponer de la carta del partido de vuelta en su feudo.