Quique Pina ha estado presente en los últimos días en la sede de uno de los clubes de moda a nivel mundial, el París Saint-Germain. El consejero delegado del Cádiz ha tenido ocasión de estar en el estadio, en las oficinas de la entidad e incluso junto a Dani Alves, una de las estrellas del equipo parisino.

La visita del murciano ha abierto muchos debates sobre lo que existe de fondo en este viaje siempre que pueda ser beneficioso para el Cádiz, un club modesto que trata de crecer en Segunda División A. Pina, sus contactos de auténtico lujo en muchos casos, ha acercado el equipo amarillo a la casa de un PSG que es referente en el planeta fútbol desde que en pretemporada realizara el fichaje más caro de la historia al pagar la cláusula de rescisión de Neymar (222 millones de euros) para que abandonara el Barcelona.

"Se trata de mantener activas y fuertes las relaciones en el fútbol con clubes importantes. Trato de abrir puertas, que se me vea en representación del Cádiz y tener ocasión de explicar el proyecto deportivo a gente con peso en este deporte", explicaba ayer Pina. El consejero delegado cadista tiene contactos de forma directa o indirecta en el balompié de prácticamente todos los continentes, de ahí a que su presencia cercana al PSG haga soñar con la posibilidad de que alguna vez este prestigioso equipo pudiera disputar el Trofeo Carranza o que una joven promesa de la escuadra gala pudiera continuar, en calidad de cedido, su formación con la elástica amarilla. "Si algún día tienen un futbolista joven y con proyección, pues quizás exista la posibilidad de ponerlo a nuestra disposición. Si, por ejemplo, Unai Emery sabe de un jugador y conoce nuestro proyecto, existe la posibilidad de que lo pusiera a nuestra disposición", recordando el dirigente cadista las puertas que ya mantiene abiertas con clubes como el Watford inglés o el Udinese italiano. "Nunca se sabe si puede aparecer la opción de una cesión o de una venta de un jugador", apostillaba.

Pina entiende que es necesario llevar el nombre del Cádiz fuera de las fronteras españolas. "Mantener reuniones y refrendar esas relaciones para que se acuerden de un club modesto como el nuestro. Si me quedo en mi casa, no habrá nada de nada en ese sentido", finalizaba el consejero delegado cadista, cuya carpeta de contactos permite mantener abierto el abanico de los sueños.