La 35ª jornada de LaLiga 1|2|3 deja todo igual con el matiz minúsculo de que ahora resta un capítulo menos para el epílogo y el Cádiz continúa agarrado con energía a los escalones reservados para la fase de ascenso, a la que sigue presentando su firme candidatura. El conjunto amarillo encadena nada menos que 19 episodios consecutivos de permanente residencia en una zona vip de la clasificación en la que pretende habitar hasta el final. Si llegó fue para quedarse. En 2017 no conoce otro enclave que no sea el que abarca del tercero al sexto. Nunca ha bajado de ahí.
No es fácil pasar tanto tiempo arriba en un campeonato dominado por el imperio de la igualdad. Cinco meses ya. El mérito es indiscutible. Lleva las últimas cinco jornadas de la primera vuelta y toda la segunda instalado en emplazamientos elevados gracias a su ilimitada ambición, que va mucho más allá del objetivo ya completado de la salvación. Regresar del pozo de la Segunda División B y asegurar la estancia un año más en la categoría de plata en marzo, con tres meses aún por delante, además de un éxito evidente es la demostración palpable de la excelente temporada de un equipo que ha superado con creces las expectativas pero se siente capacitado para llegar mucho más lejos. En ello están cuerpo técnico y jugadores. Son siete finales hasta mediados de junio. Tanto y tan poco.
El sueño del acceso al play-off se prolonga una semana más pese a que el Cádiz anda reñido con la victoria. La recta definitiva del torneo de vuelve cuesta arriba. Todos los equipos sudan al máximo para sumar puntos y el entrenado por Álvaro Cervera no es una excepción. La escuadra gaditana se desenvuelve en una situación contradictoria en las últimas semanas. Se descuelga del hábito del triunfo, no gana partidos y a pesar de ese lastre es capaz de arreglárselas para conservar su privilegiada ubicación en la tabla, que es lo que cuenta a la hora de la verdad. El lento goteo de puntos de uno en uno es suficiente de momento porque la producción de sus rivales directos tampoco es para tirar cohetes.
Con el empate en casa ante el Levante del pasado sábado, el Cádiz iguala su peor racha del curso al hilvanar cinco jornadas continuadas sin vencer. Una derrota (0-1 ante el Tenerife) y cuatro empates, todos a uno, contra UCAM Murcia, Lugo, Huesca y Levante jalonan la trayectoria reciente de los gaditanos, que se envuelven en una especie de día de la marmota ante la persistente repetición del resultado. Los otros cinco duelos seguidos sin ganar se remontan al periodo comprendido entre la séptima y la 11ª, cuando cosecharon dos varapalos (0-2 ante el Real Oviedo y 3-0 en Vallecas) y tres tablas (0-0 con el Girona, 1-1 en Tenerife y 2-2 frente al UCAM). Si en aquella ocasión sólo sumó tres puntos, ahora ha logrado cuatro. La gran diferencia entre el pasado y el presente es que en octubre de 2016 el Cádiz navegaba en las profundidades de los puestos de descenso, con el entrenador son la soga al cuello, y ahora disfruta en las alturas sin presión pero con ilusión a la espera de abrazarse de nuevo con una victoria que no saborea desde el golpe de autoridad que dio hace más de un mes en Montilivi, cuando dio la sorpresa al imponerse (1-2) al Girona. Tarde o temprano, para acceder a las eliminatorias en la dura batalla por dar el salto a Primera es indispensable la adhesión al triunfo. En el vestuario son conscientes de ello y están convencidos de que volverán a sumar de tres en tres si reproducen las magníficas sensaciones que ofrecieron contra el Levante.
El Cádiz protagonizó ante un líder conservador -se halla a un solo paso del ascenso directo- uno de sus mejores partidos de la temporada e hizo méritos para amarrar esa victoria que tanto se le resiste. Arrinconó con tanta solvencia al cuadro levantino que Cervera se permitió el lujo de afrontar los últimos minutos con tres defensas. El técnico había subrayado la importancia del encuentro y aunque los amarillos no cumplieron el reto de ganar sí se rearmaron de autoestima de cara a los compromisos venideros que se avecinan.
El Cádiz es el único equipo que ni gana ni pierde en las últimas cuatro jornadas. Se adentra en un acrobático ejercicio de equilibrismo que le permite avanzar pasito a pasito, con la percepción de que si hubiese sumado algunos más tendría el play-off casi atado pero con el ánimo en estado impecable para competir a tope hasta la última gota de sudor. Los partidos contra el Levante son el espejo en el que se deben mirar los amarillos. No perdieron ninguno de los tres duelos contra el rival más fuerte de Segunda A. Empataron a cero en el Ciutat de Valencia, firmaron tablas (1-1) en el cruce de la Copa del Rey -victoria de los gaditanos en la definitiva tanda de penaltis- y el pasado sábado volvió a mandar el 1-1 con una excelente imagen que marca el imagen. Si juega como el pasado sábado pocos será muy difícil parar a un equipo que cree en sus posibilidades y no va a bajar el ritmo mientras brujulea en su constante búsqueda de la senda del triunfo.
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