"Te vas a quedar muerto, Manué. No veas el partido que se ha pegado el Cádiz". La afición estaba ayer muy feliz. No pudo ver ganar a los suyos ante el líder pero fueron los vencedores morales por la imagen, sobre todo en la segunda parte. Un Cádiz muy ambicioso, valiente y con físico que desarboló y superó a los dos Levante, al viento y al rival.
Antes del comienzo los integrantes de la selección gaditana alevín recibieron un merecido reconocimiento sobre el césped del Ramón de Carranza, con motivo de su reciente campeonato de Andalucía. Los cadistas Pablo Aldecoa, Jesús Aguirre y Ángel Campos formaban parte de ese combinado.
También montaba su fiesta particular en Preferencia la afición del Levante, que viajó toda la noche para estar con su equipo. Una campaña en la que está disfrutando de lo lindo.
El penalti por mano de Sankaré desató definitivamente el malestar del graderío con el árbitro. Pitos y gritos contra la actuación del colegiado, que fue abroncado al descanso y a la conclusión.
La desilusión por el 0-1 la convirtió en éxtasis el gol de Salvi, que confirmaba las excelentes sensaciones de un equipo, el Cádiz, que es ya campeón independientemente de lo que suceda en las siete jornadas que faltan. La gente se lo pasó como nunca viendo como el modesto se comía al grande aunque al final el empate fuera a puntos.
Una gran tarde en la que unas tablas dieron para mucho, tanto como para despedir a los jugadores como héroes.
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