El desgaste de una temporada que hace alguna semanas atravesó su ecuador se empieza a notar en la plantilla del Cádiz y en las restantes de la categoría de plata. La vuelta al trabajo del equipo amarillo estuvo marcada por los problemas físicos, en todos los casos de carácter leve, que afectan a varios jugadores de los denominados importantes. En mitad de la semana Álvaro Cervera tiene algunos frentes abiertos que irá resolviendo en las próximas sesiones con el deseo de que el domingo todos estén disponibles a excepción del sancionado Sankaré.

El campo 4 de las instalaciones de El Rosal acogió el regreso al trabajo del equipo en una semana en la que los ojos están fijados en otro recién ascendido, un Reus con excelentes registros fuera de casa que es la siguiente amenaza en el Carranza. El entrenamiento de ayer resultó de los denominados exigentes, sobre todo después de una jornada de descanso como la del martes.

Era de esperar que José Mari y Santamaría no estuvieran con el grueso del grupo como consecuencia de la herida en la pierna que sufrió el roteño en Getafe y de las dolencia que afectan un tobillo en el caso del vasco. Sin embargo llamó la atención que el tercer jugador fuera del ritmo habitual de la sesión era Alfredo Ortuño. El ariete lo hizo simplemente como medida de precaución -suele suceder a lo largo de la campaña con muchos futbolistas sobre todo en la primera mitad de semana-, por lo que cabe esperar que hoy se ejercite como uno más para no tener que abrir la puerta a un hipotético papel de dudoso para el encuentro contra el Reus.

En cuanto a José Mari, al tratarse su dolencia de una herida por la entrada de Cata Díaz, la recuperación total depende de la evolución de la misma a la altura de la tibia. Lógicamente no es conveniente que el centrocampista se exponga a llevarse un golpe en la misma zona.

Santamaría, por su parte, esta aquejado de problemas en un tobillo que, muy posiblemente, le dejen de nuevo este fin de semana fuera de la convocatoria. El jugador cedido por el Athletic de Bilbao sigue careciendo del protagonismo esperado y ahora su ausencia será menos notoria al disponer el equipo de Aketxe e Imaz, que junto a Rubén Cruz pueden jugar en la posición de enganche para la que se le firmó el verano pasado.

Otro foco de atención es Jon Ander Garrido, aquejado de la fisura en el antebrazo que ha provocado que se pierda los dos últimos compromisos ligueros. El pivote entrenó ayer con aparente normalidad, lo que hay que celebrar porque se supone que le acerca a la reaparición. Otra cuestión es que el jugador pueda afrontar el partido sin necesidad de utilizar la protección que ha estado llevando en los entrenamientos. Las molestias han ido remitiendo y la evolución final en los tres entrenamientos que aún faltan esta semana debe ser clave en la decisión del entrenador.

También trabajó ayer formando parte del grupo Nico Hidalgo, dejando atrás los problemas musculares que le han lastrado en las últimas semanas hasta el punto de no poder entrenar y, por lo tanto, tener que ser descartado por Cervera.

La principal preocupación es que Garrido ni José Mari lleguen a la cita del domingo en óptimas condiciones, ya que ese escenario dejaría a Abdullah y Eddy Silvestre como únicos centrocampistas de esas características. No obstante, el cuerpo técnico mantiene esperanzas de que la situación del vasco y la del roteño vayan a mejor y que puedan formar parte de la convocatoria. Menos problemática, aunque no por ello inquietante, sería una posible baja de Ortuño. Jugadores como Güiza, Imaz y Rubén Cruz pueden actuar en la punta del ataque.