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¿Discrepancias en el matrimonio?

  • La marcha de Vizcaíno antes de la intervención de Quique Pina en la Convención Cadista alimenta la incógnita sobre un posible distanciamiento que niegan ambas partes

Vizcaíno (i) y Quique Pina, en agosto de 2016 en la presentación del acuerdo entre ambos.

Vizcaíno (i) y Quique Pina, en agosto de 2016 en la presentación del acuerdo entre ambos. / julio gonzález

El 2 de agosto de 2016, en el albor de la temporada del anhelado retorno del Cádiz a Segunda División A, Quique Pina y Manuel Vizcaíno escenificaban la paz después de diez largos meses de enfrentamiento y varias semanas de duras negociaciones. El ex presidente del Granada desembarcaba en la entidad cadista en calidad de consejero delegado y mánager deportivo, y además recuperaba el margen de maniobra sobre las acciones que su entorno tenía en Locos por el Balón, cuyo poder decisión en esa sociedad ostentaba hasta entonces por completo el sevillano en su condición de administrador único. Vizcaíno mantenía la presidencia y la parcela económica e institucional en el club.

En aquella presentación ante la prensa, se estrecharon la mano aunque casi ni se miraron a la cara tras establecer una alianza de conveniencia desmenuzada en un contrato con un sinfín de cláusulas que no hacía sino reflejar la desconfianza entre ambos. Aquel día no esbozaron una sola sonrisa, ni un solo gesto de complicidad. Pero lo importante era la calma que aterrizaba en el club con la incógnita de cuánto tiempo duraría. Atrás quedada una dura campaña de enfrentamiento que Vizcaíno resistió para seguir al frente.

El empresario murciano, después de años de colaboración con el Cádiz en la medida que le permitió la ley, se integró de manera oficial en el club y además con una fuerte peso al disponer, de alguna u otra forma, del mayor número de acciones. Tuvo que aceptar la continuidad de Vizcaíno en principio por un plazo de dos años después de haber manifestado, en la etapa de conflicto, que el sevillano no debía seguir al frente de la entidad. Pina realizó un desembarco discreto, sin hacer demasiado ruido, de la mano de algunas personas de su máxima confianza, con miras a largo plazo.

La tranquilidad se había instalado en el club. En el plano deportivo, el equipo ha funcionado como una máquina de precisión con la plantilla confeccionada por Pina y Juan Carlos Cordero y entrenada por Álvaro Cervera. El Cádiz lucha por el ascenso y cuando los resultados acompañan todo es un balsa de aceite. Esa era la apariencia hasta que el pasado sábado se vivió la visualización de un hecho extraño. El día menos esperado, durante la celebración de la tercera edición de la Convención Cadista, organizada por la Federación de Peñas, cuando llegó el turno de la intervención de Pina, Vizcaíno se había levantado de su asiento y había abandonado la sala. El murciano se sometió a las preguntas de periodistas y aficionados que dedicaron una prolongada ovación al consejero delegado, que se convirtió en protagonista del evento.

Llamó la atención que Vizcaíno y Pina no coincidieron ni un solo momento y que ni siquiera llegaron a saludarse. ¿Hay crisis en ese matrimonio de conveniencia? El interrogante surge tras el desarrollo de un evento en el que los dos dirigentes con más peso en el club no tuvieron el más mínimo contacto. No cruzaron palabra y lo único cierto es que Pina se dio un baño de masas sin la presencia de Vizcaíno.

Los dos guardan un prudente silencio y restan importancia a ese momento de no encuentro. En el entorno de Vizcaíno no hablan de distanciamiento y sí reconocen que en algunos momentos ha habido discrepancias normales en el funcionamiento del club que se han solucionado con buena voluntad por ambas partes. En el entorno de Pina aseguran que por su parte no ha habido distanciamiento y que desconoce la razón por la que el presidente no estuvo en la sala durante su encuentro con los medios y los aficionados.

Las dos partes prefieren centrarse en el tramo final de la temporada, en el que están en juego las posibilidades de ascenso del equipo amarillo. Lo que tenga que suceder, si sucede, será una vez concluida la campaña, aunque siempre quedará como referencia el día de la Convención Cadista, cuando los dos principales cargos de club ni siquiera llegaron a hablar.

El futuro del club va encaminado hacia el control absoluto por parte de Pina, al que en principio favorece la ampliación de capital de 1,4 millones de euros que el Consejo de Administración aprobará el próximo 19 de mayo. A priori él parece mejor situado para afrontar la inversión con la que adquirir un buen número de acciones y hacerse con la mayoría más que suficiente con la que tener más poder en el club.

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