Cádiz CF

Curvas en el calendario

  • El conjunto amarillo se enfrentará en algo menos de un mes al Lugo, el Oviedo y el Numancia, rivales directos en la zona noble de la clasificación

Aficionados despliegan una enorme pancarta con los rostros del entrenador y los jugadores para animar al equipo amarillo durante un partido.

Aficionados despliegan una enorme pancarta con los rostros del entrenador y los jugadores para animar al equipo amarillo durante un partido. / Fito Carreto

El Cádiz tiene trabajo por delante para rearmarse, encauzar su manera desenvolverse sobre el césped, regresar con rapidez a la senda de los  resultados positivos y revitalizar una autoestima que siempre se ve afectada cuando se produce el desagradable encontronazo con la derrota, aunque en este caso si hay bajón anímico obedece más al rastro de dudas que deja el juego que a un marcador desfavorable que llega tras una excelente racha de once partidos sin conocer la derrota, aderezada con nueve victorias y dos empates. Perder después de tres meses no es un drama. Entra dentro de los parámetros de la normalidad. Todos los equipos pierden tarde o temprano. La tarea consiste en recuperar cuando antes el estado de solidez, un factor clave en el puesto de ascenso directo que conserva desde hace varias semanas y por el que se dispone a presentar batalla. 

La derrota sufrida el pasado domingo en el campo del Alcorcón bajo el sol del mediodía fue la consecuencia directa de la inconsistencia que golpea al equipo amarillo desde la vuelta de las cortas vacaciones navideñas, ya con el año 2018 como protagonista del calendario. Álvaro Cervera ya lo había anunciado después de los triunfos frente al Granada y al Córdoba. El Cádiz extrajo máxima rentabilidad de aquellos dos encuentros con acento andaluz, pero el entrenador fue más allá del escaparate de los triunfos y advirtió de que los suyos no andaban nada finos y de que en caso de no cambiar el chip acabaría apareciendo la realidad de la derrota. Dicho y hecho. No sólo no mejoró el equipo en Alcorcón, sino que sacó a pasear su lado más negativo y se marchó de vacío, con sensaciones nada buenas. Se cumplieron los malos presagios de un técnico con dotes de adivino.

El lado bueno del varapalo es que llega con el Cádiz bien situado en la parte alta clasificación, con todas las opciones intactas de luchar el ascenso desde la segunda posición. Tiene margen de error y también de corrección. La derrota sirve de aviso, de la necesidad de mejorar, de no bajar la guardia un solo minuto, de no regalar nada al contrario. El gol, a la postre decisivo, que recibió en el Municipal Santo Domingo fue más demérito de los visitantes que méritos de los locales, un error impropio de un equipo que si destaca por algo es por no hacer concesiones al rival. Por algo es el menos goleado de Segunda División A. Sólo 13 tantos en su portería en 23 partidos.

Especial cuidado deben tener los amarillos las jornadas venideras, cargadas de compromisos complicados. Tres de los cuatro próximos partidos son frente a rivales directos en la batalla por el ascenso. Duelos de máxima dificultad que medirán la temperatura de un equipo que lucha contra sí mismo en busca de su mejor nivel. En poco más de tres semanas -entre el 27 de enero y el 17-18 de febrero- afronta compromisos de enjundia que determinarán en qué situación encara la recta final del campeonato.

La primera cita en las alturas es inmediata, este mismo sábado en el estadio Ramón de Carranza frente al Lugo en la 24ª jornada. El actual ocupante de la cuarta plaza, con 39 puntos, sólo tres menos que el Cádiz, se presenta como un exigente examen justo después del reciente resbalón en Alcorcón. Los sureños ya se impusieron a los gallegos en el envite de la primera vuelta con un gol de penalti transformado por David Barral en la recta final. El conjunto entrenado por Francisco Rodríguez está realizando la mejor temporada de su historia, con posibilidades de dar el salto a la élite por primera vez, y pondrá a prueba la capacidad de reacción de los anfitriones.

Los de Álvaro Cervera visitarán después al Nástic de Tarragona -25º capítulo- el primer sábado de febrero -el día 3-. Una salida difícil, como todas, ante un adversario que necesita puntos para alejarse de la zona de descenso. Eso sí, el Nástic es de los peores equipos en casa de LaLiga 1|2|3 y por tanto es una buena oportunidad de sacar tajada. En el enfrentamiento de la primera vuelta, vencieron los gaditanos 2-0 gracias a los tantos firmados por Barral y Álvaro García. 

En el 26º episodio, el Cádiz se verá las caras en casa con el Real Oviedo el primer sábado de Carnaval. Será una verdadera prueba de fuego para los de Cervera, que tendrán enfrente a un hueso duro de roer, tercer clasificado, que se le da mal en los últimos tiempos. El conjunto carbayón, que acumula ocho jornadas consecutivas sin perder -seis triunfos y un par de empates- pisa los talones a un Cádiz quiere seguir por encima. A día de hoy, la renta es de dos puntos. En el duelo disputado en el Carlos Tartiere el pasado mes de septiembre ganaron los asturianos por la mínima con un gol de Toché mediada la segunda parte. Una victoria espolearía a los hombres de Cervera.

Sin tiempo para respirar, el Cádiz se desplazará a Soria el segundo fin de semana de Carnaval para medirse al Numancia en el 27º encuentro del torneo de la regularidad. El conjunto entrenado por Jagoba Arrasate marcha en séptima posición con 37 puntos, cinco menos que los amarillos, que a priori no pueden permitirse una derrota en Los Pajaritos. En la primera vuelta empataron a cero en el Carranza en un encuentro condicionado por la expulsión de Barral poco antes del intermedio.

El calendario se llena de curvas peligrosas con etapas montañosas que precisan de un considerable despliegue físico y el oficio suficiente para añadir puntos a la cuenta.

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