La entidad cadista y Juan Carlos Cordero anunciaron en la mañana de ayer un acuerdo para la ampliación de contrato de este último hasta el 30 de junio de 2021. El director deportivo, hombre de máxima confianza de Quique Pina, encuentra una vez más la recompensa a su buen trabajo en favor del club gaditano. El contrato de Cordero finalizaba en 2018, pero el nuevo compromiso aporta un poco de más estabilidad a su labor.

Cordero lleva trabajando con Pina cerca de dos décadas, desde el inicio de ambos en la fundación del Ciudad de Murcia. Un equipo que cogieron en categoría regional y que a punto estuvieron de dejar en Primera División. Un ciclo brillante de los dos dirigiendo una entidad nueva que llegó a hacer sombra al histórico Real Murcia.

Desde entonces han ido de la mano en proyectos que en casi todos los casos acabaron de forma satisfactoria. Cuando se produjo la llegada oficial de Pina al Cádiz, Cordero lo hizo también para desempeñar la función de director deportivo, la misma que tuvo en el Granada cuando lo cogió en Segunda B y lo ascendió a Primera.

El acuerdo será oficial en la rueda de prensa que hoy, a partir de las seis de la tarde, darán tanto el director deportivo como el consejero delegado en el estadio Ramón de Carranza. En la cita posiblemente se confirme que el consejero delegado ha puesto una cláusula de rescisión a su director deportivo, que va de los dos a los cuatro millones de euros, dependiendo del momento en que se ejecutara.

Todo apunta a que, de nuevo, el presidente no estará presente en la cita de esta tarde. Otra prueba más de que el distanciamiento entre Quique Pina y Manuel Vizcaíno es total y que el trato entre ambos es inexistente. Ya sucedió con el acto de renovación del entrenador, Álvaro Cervera, momento que aprovechó Pina para apuntar que Vizcaíno no sabía nada de la ampliación de contrato del técnico.

La renovación de Cordero pone de relieve que la comunión con Pina viene de largo y que va por el mismo camino. El director deportivo acertó en un altísimo porcentaje en el Granada, cuando el ahora consejero delegado cadista era presidente. Cordero puso mucho de su parte para hacer un Granada grande al que, entre los dos, mantuvieron durante seis campañas en la máxima categoría del fútbol español.

Después del cambio de dueño en el club de La Alhambra, Pina y Cordero pusieron rumbo a la Tacita con el deseo de recorrer un camino similar una vez que el Cádiz logre asentarse en Segunda División. Cordero sigue colocando las bases de un club profesional y muy serio en todas sus estructuras. Una de sus decisiones más sonadas el pasado verano fue la apuesta de poner al frente de la maltrecha cantera a Jesús Casas.