Cádiz CF

El Cádiz paga con dos puntos su falta de pegada (1-1)

  • Empate como mal menor ante un Murcia demasiado marrullero y que acabó el partido con nueve

Fue una cuestión matemática. Sin 9 no se suman tres. El Cádiz acusó su falta de pegada y sólo pudo rescatar un empate como mal menor ante un Real Murcia excesivamente marrullero y que acabó el partido con nueve jugadores sobre el terreno de juego. Chando adelantó a los de Iñaki Alonso en una jugada aislada, de lo poco que hizo el conjunto pimentonero en ataque, y Aarón Bueno empató aprovechando un más que dudoso penalti cometido sobre Velasco.

Vidakovic, que ni siquiera había incluido a un delantero nato como Pachón o Hugo García en la lista, insistió con Enrique como jugador más adelantado y apostó por Álvaro Campos en lugar de Dani Miguélez en la portería. Esta vez el experimento no funcionó y el Cádiz no realizó ni un solo tiro a puerta en todo el primer periodo. Cada jugada de ataque, cada centro, moría en cuanto llegaba el momento del remate. Sólo un lanzamiento lejano de Aarón Bueno tras ver adelantado al meta del Murcia dio cierta sensación de peligro, y eso fue allá por el minuto 28. Antes y después, nada de nada. Por si fuera poco, Baquero jugó con fuego en un par de ocasiones y a punto estuvo el Murcia de irse con ventaja en el marcador.

La primera parte fue tosca, llena de imprecisiones y terriblemente aburrida. Que no es que el Carranza acostumbre a ver grandes espectáculos, pero el castigo a los aficionados fue excesivo. El partido necesitaba que ocurriese algo, lo que fuera, y el primer giro en el guión llegó nada más reanudarse el encuentro. El visitante Luciano fue expulsado por dar una patada a Enrique en las mismas narices del árbitro, que no se lo pensó.

Pero lejos de espolear al Cádiz, la tarjeta roja pareció dar ánimos al Murcia, hasta entonces prácticamente inédito en ataque. En el 61 Cifu salvó un gol cantado de Chando y en la jugada inmediatamente posterior el 9 del conjunto pimentonero aprovechó la pasividad de la defensa para adelantar a los de Iñaki Alonso con un remate en el área pequeña. Demasiado premio para el poco espíritu ofensivo del equipo murciano.

Con el botín de los tres puntos en el bolsillo, los de Iñaki Alonso comenzaron a perder todo el tiempo posible buscando con ansia el pitido final. Por su parte, Vidakovic introdujo a David González en lugar del lesionado Álvaro Jurado buscando más movilidad en el centro del campo y poco a poco el Cádiz fue adelantando metros hasta embotellar en su área a los pimentoneros.

Los destellos de Aarón daban esperanza a las gradas y en el 81 los amarillos se vieron en disposición de rescatar al menos un punto gracias a un dudoso penalti de Amaya a Velasco. El extremo se encargó del lanzamiento y puso el justo empate en el marcador. Pero el Cádiz no parecía conformarse con un punto y siguió asumiendo riesgos buscando una nueva victoria in extremis, como la conseguida hace dos semanas ante el Jaén.

Los jugadores del Murcia, encerrados en su área y perdiendo tiempo sin ningún rubor, perdieron también los papeles y se dedicaron a pelear más que a jugar. El que se mostró más desquiciado fue Óscar Sánchez, que se encaró con los jugadores cadistas, con el banquillo, con el árbitro y hasta con dos fotógrafos y que, tras ser expulsado, tuvo que ser conducido por la Policía Nacional hasta el túnel de vestuarios totalmente fuera de sí. Un numerito, vamos.

Con el Murcia protestándolo todo, el Cádiz se lanzó a por el 2-1 y a punto estuvo de lograrlo por medio de Cifu en el 93, pero el meta Alberto salvó los muebles y un punto para los suyos repeliendo el trallazo del lateral cadista. Esta vez el gol milagroso no llegó y el conjunto de Vidakovic, que conserva el liderato del grupo IV, tuvo que conformarse con el empate. Y pudo ser peor...

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