Copa del Rey

El Cádiz se apunta a otra ronda

  • Un gol de Barral en la primera parte da a los amarillos el billete para la siguiente cruce de la Copa de Rey

El Cádiz obtuvo un merecido pase a dieciseisavos de final de la Copa del Rey tras imponerse por la mínima al Osasuna gracias al solitario gol de David Barral en la primera parte. El isleño, una levantado el castigo del entrenador, fue uno de los protagonistas -falló un penalti en la prolongación- de un partido controlado de principio a fin por el conjunto amarillo, justo vencedor ante un rival escaso de profundidad.

Como era previsible, Álvaro Cervera hizo rotaciones y Abdullah y Nico Hidalgo fueron los únicos que repitieron en el once respecto al choque en el Carlos Tartiere. El técnico apostó por un 4-4-2 con la dupla formada Dani Romera y Davi Barral, como en la cita copera ante el Almería. Las aguas volvieron a su cauce y el isleño regresó al equipo tras ser castigado por indisciplina en Oviedo. Y además lo hizo con el brazalete de capitán.

Empezaron con hambre los amarillos, con tantas ganas de reivindicarse, que avisaron pronto -minuto 2- con un peligroso centro de Nico Hidalgo al corazón del área que no halló aliado. Barral apareció con frecuencia y causó más de un dolor de la cabeza a la zaga visitante. En el 6 robó el balón y pidió penalti por mano de un zaguero dentro del área y casi sin respiro soltó un zurdazo que escapó alto.

El conjunto amarillo se desenvolvía sin sufrimiento atrás y con rapidez en las transiciones, con Álex Fernández y Abdullah fluidos en la circulación, Nico Hidalgo y Moha Traoré verticales y los puntas batalladores. El dominio de lso locales era total pero, paradojas de la vida, fue el Osasuna el primero en poner la pelota entre los palos -en el 16- con un flojo de intento de Unai García que atrapó Rubén Yáñez.

El Cádiz siguió a lo suyo, con un juego sólido de tintes alegres pero veloz por encima de todo. Si alguna virtud tiene este equipo es su capacidad para llegar al área contraria en un plis plas. Así fue como irrumpió Moha por la derecha en el 17 para servir a bandeja a Nico Hidalgo, que se coló tan rápido por el otro lado que se pasó de frenada y su remate a puerta vacía se marchó a las nubes. El empuje de los gaditanos se acrecentó y sólo faltaba el merecido premio del gol. En el 23, Barral aprovechó un error de Lucas Torró para plantarse en el área pero no atinó en la definición hasta que tres minutos después el isleño, quién si no, sí dio con la tecla con un certero cabezazo en boca de gol tras un centro medido de Moha Traoré. El barcelonés, pletórico, vio cómo Rober Correa se había hecho cn el esférico en su propia parcela e inició una veloz carrera por la derecha que el lateral no pasó por alto. Le puso el balón en largo y cuando más difícil lo tenía, rodeado de dos rivales. Aceleró hasta llegar a la línea de fondo y se inventó una asistencia con rosca de precisión milimétrica que Barral, posicionado en en el lugar correcto como buen delantero, agradeció con un testarazo imparable. El ariete, incombustible, adelantaba a los anfitriones y mantenía su fidelidad con el gol. Siempre que juega marca.

El 1-0 despertó levemente a los rojillos, que buscaron más el área pero sin llegar a inquietar a un Cádiz ordenado, rocoso, con sensación de peligro cuando intentaba armar una contra. La mínima ventaja con la que se llegó al descanso hizo justicia. El conjunto de Cervera merecía la victoria pero debía rematar la faena en la segunda mitad frente a un rival obligado a ir a por todas.

Un minuto tardó el Osasuna en hacer lo que había sido capaz en los 45 anteriores. Nada más arrancar el segundo acto Rubén Yáñez es estiró al máximo para evitar el empate como respuesta a un misil de David Rodríguez. Los navarros mostraron otras intenciones, mucho más ofensivas, frente a un Cádiz que no se amilanó, intenso hasta la última gota de sudor. Cervera buscó aire fresco con Carrillo para fortalecer el inicio de la defensa en la delantera. Los amarillos se guarecieron en su terreno y, para no pder costumbre, se encomendaron a la velocidad para tratar de sorprender. En el 57, Moha Traoré mando la pelota al cielo tras un servicio teledirigido de Nico Hidalgo, poco después repitió jugada aunque esta vez sin dar con un rematador.

El Osasuna intentaba enpatar. El Cádiz, que no le empataran y marcar el segundo. Los dos equipos eran los protagonistas hasta que el árbitro Ais Reig quiso tener el papel de actor principal. En el minuto 68, expulsó a Cervera por una protesta de apariencia leve tras señalar una falta que no había visto. Su decisión enfadó a la parroquia local, que no dejó pasar una a un colegiado que no se cansó de pitar faltas contra los locales, que afrontaron la recta final del partido con Salvi y Garrido en el césped.

La renta mínima deparó un final preñado de incertidumbre. Apretaron los norteños y se defendieron los andaluces sin olvidar el campo contrario, con el sanluqueño y Nico Hidalgo como amenaza constante. Una exquisitez de Salvi en el 87 casi propició el tanto de la sentencia. Se escapó con maestría, sirvió a Barral dentro del área y su remate lo sacaron entre el portero y un defensa. De nuevo irrumpió el 7 cadista para forzar un penalti en el 93 que Barral envió al poste.

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