LaLiga 1|2|3

El Cádiz recupera la sonrisa en casa (1-0)

  • El equipo amarillo, muy superior al Reus, gana en Carranza dos meses después con un gol de Carrillo y se coloca a tres puntos de la fase de ascenso

Los jugadores cadistas felicitan a Carrillo tras anotar el 1-0.

Los jugadores cadistas felicitan a Carrillo tras anotar el 1-0. / Fito Carreto

El Cádiz se reconcilió con la victoria en casa (1-0) dos meses después del último triunfo delante de su afición y lo hizo en uno de sus mejores partidos de la temporada, si no el que más. El equipo amarillo fue muy superior a un Reus que sólo despertó en la recta final, cuando ya era demasiado tarde. Un gol de Carrillo a la media hora hizo justicia aunque el marcador pudo ser más amplio si el árbitro dado validez a un gol fantasma de Lucas Bijker después que el balón superara la línea de portería.

El conjunto gaditano confirmó con hechos su mejoría y con los tres puntos prosigue su escalada en la clasificación, ahora 11º con 20 puntos, a tres de la zona de fase de ascenso.

Álvaro Cervera sólo introdujo los cambios obligados por las bajas de Mikel Villanueva y David Barral. Entraron Kecojevic y Carrillo y lo demás, todo igual, una apuesta por la continuidad de un bloque que funcionaba en las últimas semanas.

Arrancaron con energía los locales, con fluidez en la circulación del esférico y constantes centros al área. Sólo tardaron dos minutos en crear la primera ocasión, nacida un córner cabeceado por Kecojevic que Salvi no culminó de milagro en la línea de gol.

Los amarillos se sentían cómodos pese a llevar la iniciativa, una situación a la que no están acostumbrados aunque anoche parecían que llevaban toda la vida con una inhabitual querencia por el esférico. Robaban con rapidez y se colaban por las dos bandas con una facilidad pasmosa ante un rival ultradefensivo. Nunca habían llegado tantas veces al área en tan poco tiempo en unos 30 minutos demoledores en los que pasaron el rodillo. Edgar Badía repelía un disparo de Salvi -en el 12- y otro de Álvaro García -en el 13- justo antes de que un tiro del utrerano que se perdía por encima de larguero.

El Cádiz disfrutaba y hacía disfrutar a la afición con un fútbol alegre y de presión asfixiante que encontraba premio en el minuto 17 con un gol fantasma, pero gol al fin y al cabo, que el árbitro no concedía. Lucas Bijker centraba desde el costado izquierdo, el balón se colaba entre las manos del cancerbero y nada más traspasar con lentitud la línea de gol lo sacaba un zaguero. El cuero entraba en su totalidad pero el auxiliar de banda, bien ubicado, no corría hacia el centro del campo y el partido seguía su curso entre las protestas de los anfitriones. Con el VAR el tanto hubiese subido al marcador, pero los de casa no se desanimaban y persistían con un continuo martilleo acompañado de un juego coral, con una brillante aportación colectiva y los necesarios chispazos individuales. Buscaban el gol con ahínco, como si no hubiera un mañana, y lo hallaban a la media hora en una acción a balón parado. José Mari sacaba de esquina y Carrillo, gigante en el interior del área, volaba más que nadie para conectar un potente testarazo que hacía inútil la estirada del portero. Esta vez no había dudas. La pelota besaba las redes después de tocar Edgar Badía y el 1-0 era una realidad que además hacía justicia. Hasta Carpio estaba inspirado en ataque y con un zurdazo de rosca estaba a punto de sorprender al portero

El Cádiz se marchaba al descanso con una ventaja mínima después de haber pasado por encima de un Reus inapetente, sin respuesta ante la clara superioridad de un equipo amarillo que aún tenía 45 minutos por delante para amarrar los tres puntos.

Los de Cervera se encontraban en la reanudación con un adversario que daba un paso adelante, con cuatro defensas en lugar de los cinco de la primera parte. Pero lo que no cambiaba era la garra de un conjunto, el amarillo, que mantenía su presión arriba, en tres cuartos, para dificultar la salida de balón de los visitantes.

El segundo gol surgía como una necesidad para evitar sobresaltos. Lo tenía Servando tras un córner con un cabezazo cerca de la portería que atrapaba el arquero.

El Cádiz tenía controlado el partido de arriba abajo pero la renta, mínima, dejaba abierta la resolución. Los minutos corrían a favor de los gaditanos en una segunda mitad con escasez de oportunidades mientras el Reus agotaba todos sus cambios en busca del empate. Los catalanes tomaban el mando en los últimos 20 minutos y obligaban a los andaluces a trabajar a destajo en labores defensivas más cerca de su portería.

El sufrimiento estaba garantizado. El Cádiz dejaba de tener la pelota, que pasaba a ser propiedad de los rojinegros, que empezaban a meter miedo. David Haro avisaba con un latigazo al larguero en el 75 que el partido no había acabado justo cuando Cervera se decidía a mover el banquillo. Daba entrada a Alberto Perea para intentar recuperar el esférico pero la tendencia había variado. Eran los reusenses los que dominaban a un Cádiz que daba la sensación de pagar el esfuerzo. Dani Romera y Moha Traoré relevaban a Carrillo y Salvi en el sprint definitivo en busca de frescura. Los amarillos manejaban con oficio los excesivos minutos de prolongación -cinco- y sumaban tres puntos de oro.

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