LaLiga 1|2|3

La costumbre de la victoria (3-1)

  • El equipo amarillo arrolla al Barcelona B en la segunda parte y se encarama al liderato

La inagotable colección de victorias aúpa al Càdiz al liderato. El equipo amarillo sumó su séptimo triunfo liguero consecutivo tras imponerse (3-1) al Barcelona B gracias al tsumani ofensivo que desató en un esplendoroso arranque de la segunda parte, cuando marcó los tres goles e incluso se permitió el lujo de fallar un penalti. Los gaditanos son primeros hasta el domingo a la espera del choque entre el Huesca y el Lugo. Lo que sí se aseguran al término de la 19ª jornada es la segunda plaza, de ascenso directo.

Nada hacía pensar en un marcador favorable después de una primera mitad aburrida, con pocas ocasiones, pero la voracidad atacante del Cádiz despertó tras el descanso. Salvi abrió la lata y Carrillo, nada más entrar, firmó su primer doblete como cadista en diez minutos antes de lesionarse.

La obligada ausencia de un trivote a causa de las lesiones de José Mari y Abdullah empujó al preparador cadista a un dibujo distinto, con dos puntas, novedades en el once inicial: Rubén Cruz y Dani Romera. El almeriense recuperó la titularidad precisamente frente a su anterior equipo.

Sabedores de la calidad de los visitantes, los locales trataron de robar el balón arriba con una presión asfixiante promovida por los cuatro jugadores más ofensivos. El problema radicó en que el rival supo salir con la pelota controlada y se hizo con el dominio liderado por Aleñá, con diferencia el futbolista de más calidad sobre el césped. Suyo fue el primer tiro a puerta del partido al cuarto de hora, atrapado sin dificultad por Alberto Cifuentes.

Le costó al Cádiz pisar el área contraria. Algunas galopadas de Salvi y poco más hasta que Álvaro García apareció en el 21 con una internada y posterior centro que Dani Romera cabeceó alto. Las defensas impusieron su ley sobre los ataques y las ocasiones escasearon. El 11 cadista probó fortuna desde la frontal -en el 24- con un zurdazo a las manos de Ortolá. Lo volvió a intentar poco después con una volea a la luna.

El empeño de los cachorros culés en jugar al toque se topó con un equipo amarillo todo corazón pero sin ideas en la creación a la espera de un chispazo, una acción a balón parado, un error de un contrario que además de la tentativa de tiki taka se replegó con rapidez en su parcela.

Tanto se contuvieron el uno al otro que el duelo se adormiló en el regazo del aburrimiento. Apenas hubo capacidad de sorpresa y el público se enfrió mientras andaluces y catalanes se anularon. Rubén Cruz, trabajador aunque poco efectivo en el apartado rematador, envió fuera una vaselina en la última aproximación de una primera parte que no tardará en pasar al olvido. Los de Álvaro Cervera no lograron desplegar una transición en condiciones y llegaron al descanso con el consuelo de al menos haber sujetado a un adversario que amagó pero no terminó de golpear, limitado por su falta de profundidad.

El cerocerismo se ajustó con fidelidad a los méritos contraídos por unos y otros en un primer acto con dos conjuntos encorsetados, que demostraron que se habían estudiado al milímetro y se dedicaron a destruirse. Las oportunidades acumuladas entre los dos, contadas con los dedos de una mano, no alcanzaron el mérito suficiente como para formar parte del resumen televisivo del encuentro. Nulo mordiente a la espera de la resolución una segunda parte en la que el Cádiz estaba obligado a dar un paso al frente si pretendía hacerse con la victoria.

Un peligroso centro de Álvaro García que Salvi no remató por poco en el corazón del área al comienzo de la segunda mitad fue el anticipo del vendaval cadista que se llevó por delante a un adversario que hizo aguas en defensa. En apenas 20 minutos solventó la papeleta con tres goles que pudieron ser cuatro. En el 49, el 1-0. El utrerano volvió a servir con un pase envenenado al área, el portero dejó la pelota muerta con un leve toque con la mano. Cucurella no acertó a despejar y el sanluqueño sólo tuvo que empuja a puerta vacía. El aburrimiento se tornó entretenimiento después del intermedio. Casi sin respiro, tres minutos después del tanto, el Cádiz dejó escapar la ocasión de sentenciar el partido. David Costas derribó a Salvi dentro del área y el correspondiente penalti lo ejecutó Álex Fernández sin precisión y Ortolá desvió el esférico. Para no perder costumbre, los amarillos volvieron a fallar desde los 11 metros, como aquellas penas máximas ante el Osasuna.

La buena noticia, además de la ventaja, aunque fuese mínima, fue que los de Cervera empezaron a llegar con claridad una y otra vez, sobre todo con el martilleo de los extremos.

En el 64 subió el 2-0 al marcador. Carrillo, que acababa de relevar a Rubén Cruz, definió solo delante del portero en su primer contacto con el balón. El espigado ariete apenas estuvo diez minutos sobre el césped pero antes de irse lesionado le dio dio tiempo a hacer un doblete. En plena vorágine ofensiva, Álvaro García fue objeto de un penalti como una casa tras sufrir una patada en el 65 y fue Carrillo el que transformó el máximo castigo. El murciano ofreció la pelota a Salvi, pero el sanluqueño cedió al delantero, que no falló y colocó el 3-0 justo antes de marcharse lesionado, sustituido por Barral.

Marc Cardona acortó distancias en el 71 y rompió la racha de imbatibilidad de un conjunto amarillo que llevaba siete partidos sin recibir tanto. El gol quedó en una anécdota. Lo importante es que los locales se hicieron con un nuevo triunfo que, eso sí, ofreció su cara negativa con las lesiones de Carrillo y Servando. El capitán se tuvo que ir en la recta final con molestias, cuando los amarillos se dedicaron con uñas y dientes a defender un resultado inimaginable al descanso.

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