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Carrera hacia la gloria

  • Potenciar las fortalezas, minimizar las debilidades, aprovechar las oportunidades y capear las amenazas, claves para afrontar la contienda por el ascenso

Varios jugadores  del Cádiz corren durante una sesión de trabajo en El Rosal

Varios jugadores del Cádiz corren durante una sesión de trabajo en El Rosal / Fito Carreto

El Cádiz se juega el billete para el ascenso en el frenético sprint que le aguarda en unas 11 jornadas de infarto, consideradas finales para el equipo amarillo y todos sus rivales directos en una apasionante batalla como hace años que no se recuerda. El conjunto gaditano afronta el tramo definitiva hasta la línea de meta con la ilusión por bandera, con sus virtudes y sus defectos, con posibilidades de culminar la gesta y con las sombras que pueden poner peligro el gran sueño. Este periódico toma como referencia el análisis DAFO para hacer una radiografía del equipo antes de esos 11 duelos decisivos que encara en los próximos dos meses y medio.

El DAFO es una herramienta de estudio de situación de una empresa, institución, proyecto o persona, en este caso trasladada al Cádiz, que tiene por objetivo el análisis de sus características internas, que son fortalezas y debilidades, y su situación externa, que son las amenazas y oportunidades. Algunas de sus características y situaciones son recogidas ahora para contextualizar el momento en que llega el equipo a la recta determinante de la temporada.

FORTALEZAS

El equipo amarillo atesora más experiencia que la pasada temporada, en la que algunos jugadores que debutaron en la categoría -Garrido, Salvi...- acumularon kilómetros más que suficientes como para conocer con detalle el recorrido de la Segunda A y despojarse de la L de novato. La campaña 2016/17 fue todo un aprendizaje, la graduación en la división de plata y el máster que supuso la participación en el play-off. Si el próximo mes de junio acaba el campeonato entre la tercera y la sexta posición y repite presencia en las eliminatorias, aquilata conocimiento para emplearse en esos enfrentamientos a vida o muerte.

Si hay equipos que destacan por su facilidad en el remate, el Cádiz sobresale por la elevada capacidad para cerrar su portería. Es de largo el conjunto menos goleado de LaLiga 1|2|3, sólo 18 tantos en contra en 31 partidos -no llega a un promedio de 0,6 por encuentro-. El más cercano, el Osasuna, se halla a una considerable distancia con 26. Los de Álvaro Cervera dejaron su arco intacto en más de la mitad de los partidos, 17 de los 31 ya disputados. En la segunda vuelta sólo le han hecho seis goles en diez compromisos.

El candado en la portería es la clave de la excelente trayectoria de un equipo que es consciente de que las posibilidades de ascender pasan sobre todo por minimizar las virtudes atacantes de los contrincantes. El sistema defensivo del Cádiz afecta a todos los futbolistas. El entrenador no concibe un jugador que no se implique en las labores de destrucción. Todos corren para neutralizar al rival.

Los 54 puntos son un auténtico tesoro que se ha ganado semana a semana. Si en la brillante pasada campaña el Cádiz sumaba 50 en la jornada 31ª, un año después supera esa marca con cuatro puntos en una demostración de buen desempeño con el soporte de la solidez. Hay 33 puntos en liza en las 11 citas restantes y está a sólo diez de igualar el saldo del curso anterior. En la segunda vuelta ha sumado la mitad de los puntos dirimidos -15 de 30-.

Si hay alguna prueba de la consistencia del Cádiz es que ha sabido resistir en la zona noble de la clasificación pese al bache que frenó su marcha en los albores de la segunda vuelta. Sólo ganó dos de ocho partidos que le hicieron retroceder de la segunda a la cuarta plaza y no ofreció las mejores sensaciones -lo reconoció el propio Cervera-, pero las dos recientes victorias consecutivas cambiaron la tendencia y escaló al tercer escalón.

La humildad, la alta autoestima, la disciplina y la ambición forman parte del gen colectivo de un equipo que basa su trabajo en el esfuerzo permanente. El equipo en toda su dimensión está por encima de todo lo demás. Todos saben que si no van a tope no hay nada que hacer. Cada partido hay que ganarlo segundo a segundo en cada acción, siempre al máximo, de lo contrario el equipo se vuelve vulnerable. Los jugadores siguen a rajatabla las indicaciones del técnico y no se conforman con la permanencia.

La sobriedad del sistema defensivo está acompañada de la rapidez en ataque. Todo equipo necesita de individualidades para marcar la diferencia y el sello distintivo de los amarillos es la velocidad por las bandas que imprimen Salvi y Álvaro García. La paulatina aparición de Alberto Perea abre una puerta a la esperanza al tratarse de un jugador desequilibrante en tres cuartos que aporta algo diferente en ataque.

El estadio Carranza emerge como un factor fundamental en el sprint definitivo de la temporada. El Cádiz sólo ha perdido un choque en su feudo, ante el Osasuna arrastrado por aquellos tres penaltis fallados hace ya cuatro meses y medio. Buena parte del éxito pasa por lo que el equipo sea capaz de hacer en su hogar rodeado de una afición más ilusionada que nunca dispuesta a llevar en volandas a los suyos en su relevante papel de jugador número 12.

DEBILIDADES

El equipo amarillo las pasa canutas cuando se ve por debajo en el marcador hasta tal extremo que sólo ha remontado un resultado adverso en todo el torneo -levantó un 0-1 ante un Oviedo con diez jugadores-. El resto de las ocasiones que empieza perdiendo acaba el partido con derrota porque la cuesta llevar la iniciativa frente a rivales que se encierran.

Uno de los problemas con los que convive el Cádiz a lo largo de la temporada es su dificultad en el remate. Carece de un delantero de referencia al contar poco para el entrenador David Barral, el que en principio iba a tener protagonismo. La escasez de gol es una evidencia. Es el equipo de la zona alta que menos tantos colecciona: 33 -una media de uno por partido-, una veintena menos que el máximo anotador, el Rayo Vallecano.

La dependencia de Salvi y Álvaro García convierte a menudo al Cádiz en un rival previsible que queda desactivado cuando los contrarios taponan las bandas. La esperanza en ataque es la irrupción de Alberto Perea.

Hay jugadores que han participado poco en los últimos tiempos y la duda es cuál sería su rendimiento en el caso de que el entrenador deba recurrir a ellos. Marcos Mauro ha jugado poco después de dejar atrás una lesión; la aportación más reciente de Mikel Villanueva se ha limitado a dos partidos en el lateral izquierdo con poco éxito; Brian es suplentísimo; Fausto Tienza no acaba de entrar en materia; Eugeni ha ido a menos; Nico y Hidalgo y Aitor no han jugado en los últimos tiempos; Carrillo dispone de muchos menos minutos, al igual que David Barral, y Dani Romera está lesionado.

Pese a que el conjunto amarillo es con diferencia el menos goleado de la Liga, en el Reino de León sufrió varios lapsus defensivos que pusieron en peligro la victoria y antes, frente al Sevilla Atlético, recibió un tanto del colista, condenado a Segunda B. Todo un aviso que obliga a una mayor concentración en la tareas en defensa.

La baja de José Mari dejó huérfano al equipo a causa de la grave lesión que sufrió en La Romareda el pasado mes de diciembre. Los medios contratados en el mercado de invierno, Fausto Tienza y Eugeni, son complementos y en ningún caso hacen olvidar a roteño. Aunque el equipo aguanta en las alturas, su ausencia se nota por su liderazgo dentro y fuera del campo.

La situación institucional no es la ideal para un equipo que lucha por un reto de gran calado. La detención y posterior ingreso en prisión de Quique Pina en el marco de la Operación Líbero desató una crisis en el club que aún está abierta. El murciano quedó en libertad con cargos y solicitó la restitución de las funciones en la gestión deportiva que le había retirado el presidente, Manuel Vizcaíno, que no se las devolvió. El director deportivo, Juan Carlos Cordero, y el gerente deportivo, David Navarro, figuran como investigados. El conflicto entre Vizcaíno y Pina, en plena efervescencia, abre el interrogante de si acabará afectando a la plantilla pese a que desde el primer momento el mensaje que salió del club es que el vestuario quedaba al margen de esos líos.

OPORTUNIDADES

El Cádiz dispone de una ocasión de oro para hacer historia 15 años después del último ascenso a Primera División. El objetivo de la salvación se le quedó muy corto y una vez que ya está más que amarrado en pleno mes de marzo todo lo que consiga a partir de ahora será un éxito. No le pesa la exigencia del ascenso, está liberado de esa presión a diferencia de buena parte de sus oponentes, aunque sí tiene la obligación de intentarlo porque tiene tantas opciones como los demás. Por algo ocupa el tercer puesto después de 31 jornadas. Si en último tramo mantiene como mínimo el 50 por ciento obtenidos en la primera parte de la segunda vuelta estará en disposición de rebasar la barrera de los 70.

La vía para optar al sueño más ilusionante es mantener la portería cerrada, como en la senda recorrida a lo largo del torneo. Se trata de sacar el máximo rendimiento a su virtud, la que le hace ser un rival antipático para el resto de contendientes. El Cádiz desespera a sus rivales cuando funciona como un bloque.

La batalla por el ascenso emerge como una oportunidad para la reivindicación de los miembros de la plantilla, para demostrar que están capacitados para ir mucho más lejos del modesto objetivo inicial de la permanencia. Jugadores tan cotizados como Álvaro García y Salvi, en plenitud, están llamados a tirar del carro como referentes ofensivos.

Los 15 puntos que aún debe disputar en casa bajo el manto de la afición son una de las claves en la carrera por el ascenso. Ganar los cinco partidos pendientes en el santuario cadista (ante Huesca, Almería, Sporting de Gijón, Zaragoza y Tenerife) aumentaría las posibilidades de dar el salto a la máxima categoría. Ahora más que nunca el Cádiz debe aprovechar el factor Carranza.

AMENAZAS

El Cádiz debe enfrentarse en las últimas 11 jornadas a siete rivales directos en la batalla por el ascenso: Huesca, Sporting, Real Zaragoza y Tenerife en casa y Rayo Vallecano, Real Valladolid y Granada a domicilio. Todos ofrecen argumentos para poder causar más de un dolor de cabeza a un conjunto amarillo que se jugará sus posibilidades contra los equipos más fuertes. La ventaja es que depende de sí mismo para alcanzar la gloria.

Escuadras del potencial del Rayo, Sporting y Zaragoza emergen como la espuma y otros como Granada y Osasuna pueden despertar en cualquier momento.

Cada detalle cuenta en la recta final de la temporada y las tarjetas amarillas cobran especial importancia. Hay tres jugadores de la plantilla que está apercibidos de sanción por cuatro amonestaciones: Kecojevic, Garrido y Álex Fernández.

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