La crónica

Bien está lo que bien acaba (0-1)

  • El Cádiz despedirá el año en lo más alto de la clasificación tras imponerse en el minuto 92 a un Puertollano que juega una hora con un hombre menos Decisivo Dioni sale desde el banquillo para marcar el gol del triunfo y del liderato

El Cádiz despide el año de la mejor forma posible. Los pupilos de Jose González aprovecharon el regalo del Betis B, que cayó en su campo ante el Roquetas, y se colocaron en lo más alto del grupo IV tras imponerse al Puertollano en un partido marcado por la expulsión de Santacruz. Pese a jugar una hora con un futbolista más, los amarillos, ayer de naranja, sufrieron de lo lindo para llevarse el gato al agua. El único gol del encuentro, el gol que vale el triunfo y el liderato, llegó en el minuto 92. Su autor fue Dioni, que tuvo que salir desde el banquillo para poner las cosas en su sitio.

Más que nombres, el Cádiz fue de inicio un bloque bien posicionado que hizo de la presión su mejor arma. Hasta cinco jugadores iban a buscar la pelota al campo contrario. El dominio era llamativo, pero el peligro se antojaba escaso, casi nulo. De hecho, el primer equipo en inquietar fue el Puertollano, con un lanzamiento de balón que acabó derribando cerca a Baquero dentro del área. Los seguidores locales, de menos a más en sus protestas hasta alcanzar un grado insoportable, pedían manos del onubense y el consiguiente penalti, pero Baquero, quejándose incluso mientras era atendido fuera del terreno de juego, hizo ver que el esférico le había golpeado en otra parte del cuerpo.

Con el control de juego de los pupilos de Jose González creciendo, el Puertollano invitaba a no relajarse y a vigilar la retaguardia. Pedro Díaz, muy activo por la banda derecha, se iba de Baquero en una contra y el central cadista se veía obligado a derribarle. Falta y tarjeta amarilla. El lanzamiento del golpe franco se saldó con un remate de cabeza de Raúl Aguilar que se fue desviado.

La acción de peligro entonaba al equipo de Zúñiga, que se quitaba la presión de un golpe. La libertad de movimientos invitó a Sergio Molina a intentarlo incluso desde muy lejos. El Cádiz dominaba, pero los acercamientos más peligrosos no tenían su firma. Hasta que llegó la primera ocasión clara de los anaranjados, doble. Primero la tuvo Dieguito, pero el balón golpeó en un defensa. El rechace llegó a los pies de Juanjo, que cruzó con insuficiente maldad.

Con los dos equipos repartiéndose saques de esquina, llegó la acción clave de la primera parte y del partido. Ikechi controló el esférico y preparó su desborde. Santacruz, impotente, llegó tarde y derribó al escocés con una fea entrada. Bernal Moreno ni se lo pensó y mostró la cartulina roja al lateral del equipo manchego. El público se dejaba la garganta en las gradas y Portela y Raúl Medina veían la amarilla por protestar la decisión arbitral.

Desde entonces, mucho juego trabado. Más faltas feas del Puertollano, más protestas injustificadas de la afición. Guerra y Goikoetxea lo intentaron con sendos disparos tímidos. Y el Cádiz, que no sabía jugar contra diez, desperdiciaba tres ocasiones claras para haberse ido al descanso por delante en el marcador.

Los amarillos salían con un jugador más en la reanudación. Y quedaba medio partido por delante. Al poco de empezar la segunda parte, Jose González sustituía a Dieguito por Dioni y Zúñiga sacaba del  campo a Elton por Guerra. Pese a la sinopsis, era el Puertollano quien se acercaba al gol con un disparo al palo de Sergio Molina. Jose se veía obligado a mover de nuevo el banquillo. Y, poco le gustaría lo que estaba viendo, se decidía a hacer un doble cambio. Juanse entraba por Ikechi y José Miguel Caballero por Moke. Restaban 25 minutos para el final y las cartas estaban echadas, con Akinsola, el otro delantero convocado, quedándose en el banquillo.

Caballero ofrecía cal y arena en sus pases. Y la cal perdía fuerza en las botas de Dioni dentro del área. Pasaban los minutos y a Zúñiga aún le quedaban dos cambios por hacer. Cuando se pisaba el territorio comanche, se caía en fuera de juego... Curioso: todo a favor y todo en contra al mismo tiempo. A balón parado también se intentaba, pero se echaban de menos algo de centímetros en los futbolistas del Cádiz.

Ni Jose ni los propios jugadores tenían abridor para la lata que era el Puertollano. Y Limones también ponía su grano de arena para impedir que los cadistas marcaran. El tiempo es oro y el oro del liderato se escapaba entre las manos. Se llegaba al minuto 85 y podía pasar cualquier cosa. Dioni, mejor que Dieguito en la mediapunta, no acababa de ver la luz entre tanta sombra, pero lo intentaba una y otra vez, sin respiro. Hasta que se salió con la suya. Corría el minuto 92, último del partido, cuando Óscar Pérez habilitaba al malagueño, que no fallaba ante Limones y certificaba el liderato.

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